viernes, noviembre 9

Dos apuntes sobre el libro de Jacinto





Jacinto Rodríguez Munguía no es un periodista cómodo. Quizás decir periodista y decir comodidad es más una contradicción fehaciente e incomputable. Me encontré con su libro “La Otra guerra secreta” hace un par de años, cuando en su cubículo de la fundación Prensa y Democracia de la Ibero Santa Fé, el tío Jacinto se encerraba tardes enteras peleándose con los vericuetos de una historia que prometía ya en ciernes provocar un escándalo entre las vacas sagradas del periodismo nacional.

Maniático de su cubículo —suerte de búnker intelectual, cobijado por el humo de los cigarrillos y los profanos libros que inundaban su escritorio, creo recordar algo de Cortázar con esa vaguedad propia de la memoria, creo haber hojeado en un descuido algún libro de historia contemporánea, cierro los ojos y observo el periódico del día, notas, apuntes y pesquisas manuscritas—Rodríguez Munguía se asomó en algunas cajas del Archivo General de la Nación para cumplir con lo que Jacques Le Goff sugiere cuando dice que los documentos “hacen hablar a las cosas y borran los silencios”.

Si como aventura Le Goff todo documento es al mismo tiempo verdadero y falso, su falsedad radica en su inexistencia y su verdad, en su rescate de la memoria.

No es un lugar común.

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Pocas veces uno puede observar la confección de un trabajo de esa envergadura.

En el entrecruce entre historia o micro-historia, periodismo de investigación, novela testimonial, reportaje novelado con guiños historiográficos, novela histórica del México de los 70´s que sufrió la guerra de baja intensidad del Estado uno puede entrever lo que siempre ha intuido pero que es imposible concatenarlo con documentos.

Pocas veces puede uno conocer el entusiasmo con que en el comedor de la Iberoamericana de Santa Fé se desbordan las conversaciones pero inexorablemente siempre van a caer —imantadas sí, metafísicamente imantadas— hacia un mismo destino: el Palacio de Lecumberri, unas viejas cajas de documentos que inesperadamente se convierten en un tesoro.

Se mencionan algunos nombres de vacas sagradas del periodismo.

Pero ahora que escucho las palabras del autor del libro me queda claro que las únicas vacas sagradas que pueden existir en cualquier área de las actividades humanas son las que nosotros nos construimos como muletas para andar por la vida.
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El libro de Jacinto Rodríguez “La Otra Guerra Secreta” nos depara una lección las relaciones entre periodistas y políticos, entre medios de comunicación y oficinas de gobierno, son relaciones de poder.
Este martes Fritz Glockner, Ana Lidia Flores y el periodista Ignacio Rodríguez Reyna, director de Eme-equis, presentaron el libro de Jacinto Rodríguez, en la librería profética.
Entre el público se encontraba —guardando un bajo perfil— el premio nacional de periodismo 2006 y uno de los mejores cronistas del país, Alejandro Almazán de la Revista Eme-Equis, quien escribió con Oscar Camacho, “La victoria que no fue, López Obrador entre la Guerra Sucia y la soberbia”.
Almazán ya prepara un acercamiento a la vida del poeta caníbal, cumpliendo su cometido de ser un “ladrón de historias”, como el mismo se define.

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Rodríguez Munguía y un grupo de periodistas abandonaron en 2005 la Revista de El Universal. La salida de la publicación semanal que aparecía con el periódico cada lunes exhibió los mecanismos de censura al interior del diario más importante del país.

Un artículo que demostraba la corrupción en el gobierno foxista y arañaba al entonces Secretario de Gobernación y presidenciable, Santiago Creel Miranda, censurado en la Revista obligó a periodistas y colaboradores a dejar el diario, encabezados por Ignacio Rodríguez Reyna, director de la Revista.

Tras varias reuniones los periodistas exiliados del Universal, lo mismo Nacho Rodríguez Reyna que en un principio Pascal Beltrán del Río.

Meses después, una convocatoria ciudadana permitió el surgimiento de "Eme-Equis", fiesta cachonda de por medio en la Casa del Lago.

Todo esto viene a cuenta para recordar como el libro de Jacinto surgía a la par de la revista de marras.

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Jacinto estuvo un par de días en Puebla presentado su libro. Más allá de los comentarios de los presentadores y de las entrevistas que hoy salen publicadas en los diarios locales saltan más que los temas de coyuntura y anecdóticos , algo que flota en el aire: esa misma Tiranía invisible, más que fruto de una mente maquiavélica, expresión teórica del control político hacia los aparatos ideológicos del Estado desde el mismo poder y por sus mismos operadores.

¿Esta esta Puebla Preciosa atrapada en los márgenes de la Tiranía Invisible?

¿Cuáles son los manuales que siguen los operadores del control político? ¿Se queda chiquito el documento de la Tiranía Invisible frente a las prácticas locales del poder político?

Más que elogiar un libro como un documento de la relación prensa-poder estatal en el pasado, el priismo local y su prensa, no escapan a estas redes de complicidad y de silencio, a estas lógicas soterradas del ocultamiento, a este consenso silencioso pero intuido, no documentado pero presente de que algo flota ahí mismo, en los encabezados uniformes de los diarios, en los comentarios a modo de los locutores de los noticiarios, en el silencio de los medios electrónicos.

Aquí en Puebla, todavía se hacen llamadas desde la Secretaría de Gobernación y desde el PRI a las redacciones de medios impresos, radiofónicos, televisivos y hasta portales de Internet.

Por eso ahora, concateno que es así como en la Cena de Tribuna Radiofónica, el gobernador Marín puede llamar a Enrique Montero Ponce, con el don por delante, "mi amigo entrañable" y su hijo, Mario Montero Serrano, secretario de gobernación, escuchar sentado en la mesa de los secretarios del gabinete, las palabras de su padre.

Es esta Belle Epoque del viejo régimen mientras se cuida el silencio y se borra la memoria .
Mariachis, un palomazo de la primera actriz de telenovelas Regina Torné, los candidatos a la alcaldía, exgobernadores, diputados, periodistas y hasta un científico laureado se dieron cita en el aniversario del Grupo Tribuna.
“El año próximo si mi Dios quiere cumpliré 80 años de vida de los cuáles 62 han sido dedicados a la comunicación. Probé todos los caminos de la comunicación, el periodismo mi vida ha sido alucinante. Formar una primera plana, ir al taller como aquellos años”
Enrique Montero Ponce lanzó sus acostumbradas reflexiones de la vida política: “Yo creo que falló el timón fuero las elecciones más reñidas pero cuestionadas, nuestra democracia se tambalea a veces
En su discurso definió sin ambages sus paradigmas periodisticos:
“En la democracia el periodista le dice al pueblo, tú dictas yo escribo”
Montero Ponce se puso nostálgico. No era para menos, a sus 79 años, el periodista por antonomasia de la clase política cachondeó a sus invitados y tiró línea sobre el comportamiento de sus conocidos.
En su alocución, el gobernador Mario Marín avaló la conducción periodística del decano del periodismo poblano:
“Comunicador serio, veraz y transparente, interlocutor social, propiciador de juicios y criterios”.

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En la cátedra Unesco


Las revelaciones de Jacinto están ya en la cátedra de la Unesco.
Deben estar en cada hogar mexicano.
Somos eme-equis.





Una prensa vergonzosa



El poder en México no se atreve a borrarse a sí mismo de la historia
texto y foto: Juan José Flores Nava
Martes, 6 de noviembre de 2007
  • Rodríguez Munguía nos cuenta la otra guerra secreta.


Jacinto Rodríguez Munguía.

El dicho es uno solo: perro no come perro. La prensa mexicana es reacia a revisar la relación de connivencia, complicidad, complacencia, hipocresía..., que ha mantenido con el poder. Especialmente frente al Estado criminal de los años sesenta a ochenta. Pero es justo un periodista, Jacinto Rodríguez Munguía, quien ahora cuenta esa historia.

En el libro La otra guerra secreta / Los archivos prohibidos de la prensa y el poder (Debate), Jacinto Rodríguez Munguía expone, con base en documentos hoy resguardados en el Archivo General de la Nación, una ironía: mientras a muchos medios se les olvidó registrar la historia negra del Estado mexicano, a los hombres del poder no. Ellos, los hombres del poder, dejaron huella de la barbarie militar y policiaca que aplicaron en contra de estudiantes en 1968 y 1971, en contra de una guerrilla que nunca terminó de ser o en contra de mexicanos a los que veían como opositores.

Tras casi seis años de investigación, los archivos consultados y exhibidos por Rodríguez Munguía dejan lecciones como, primera, que frente al poder y sus acciones la mayoría de los periodistas optó por la conveniencia; segunda, que frente al miedo que imponía el poder a través de sus mecanismos de control, subsidio, papel, publicidad, la mayor parte de los medios eligió la conveniencia; y tercera y muy importante: que en muchos casos no fue necesaria la cooptación, la presión, el control del papel ni la publicidad, pues los dueños de los medios y los periodistas mismos asumieron las decisiones del poder como suyas, optando por la conveniencia antes que por una responsabilidad ética. Más aún, en otros casos no hubo siquiera necesidad de tomar decisiones, ya que el proyecto ideológico del gobierno coincidía con el de los empresarios de los medios, incluso con el de los mismos periodistas.

-Nuestro gremio se equívoco -dice Jacinto Rodríguez Munguía-, cometió muchos errores. Y no hay otra manera para dar un salto de calidad que mirando esos errores. Es necesario procesar este tipo de historias para mirarnos de otra manera.

-¿Cómo se explica la ironía de que es el poder, y no los medios, el que guarda para la posteridad registro de sus abusos y arbitrariedades, de sus excesos?

-Lo que he podido ver sobre esos años me indica que hay una necesidad humana de dejar huella de lo que hacemos. Nos pasa a todos. Todos tratamos de que nos recuerden con algo o por algo. Con mayor medida el poder. Los documentos que revisé durante seis años en el Archivo General de la Nación, ahora lo sé, son apenas una parte de un inmenso acervo que existe en las casas de muchos políticos. Los que han tenido poder necesitan trascender a su propia muerte y refrendar lo que fueron. El poder en México no se atreve a borrarse a sí mismo. Porque, entonces, ¿cómo demuestra qué fue? ¿Nada más por lo que se cuenta o lo que dijeron? No. Nunca le es suficiente. Quiere dejar pruebas, huellas concretas de lo que hizo. Los hombres del poder no podían borrarse a sí mismos. No dejar documentos implicaba anularse y eso me parece inconcebible en el sistema político mexicano. Aunque también hay algo de azar en todo, de destino. Funcionarios que actuaron en esa época me han dicho, tras la aparición del libro, que poseen documentos.

-Pero es claro que, por el lado de la prensa, "perro no come carne de perro". Hay una tradición de complicidades entre los medios y periodistas para, como usted señala, callar o no hacer públicos los conflictos o problemas que tuvieran que ver con los medios.

-Cuidé mucho no caer en el panfleto y no hacer especulaciones durante la redacción del libro. Es la información la que sostiene todo lo que publico. Nunca me detuve a ver quién me cae bien o quién me cae mal, sino que son las historias, los documentos, los que hablan de lo que han sido muchos personajes del periodismo mexicano. Por eso hablo de cómo la prensa fue en esa época, y en muchos casos sigue siendo, una aliada del poder, con todo lo que eso implica. Es una alianza que va más allá de cuestiones económicas. Lo cual da vergüenza. El mismo Miguel Ángel Granados Chapa habla de una prensa vergonzosa que fungía como aliada del gobierno, a veces ni siquiera por dinero, por mantener su poder económico, sino por un asunto ideológico. Eso es grave para la prensa de cualquier parte del mundo. Tal vez se pueda justificar cierta postura por un temor a perder la concesión o a no recibir papel para imprimir el diario, pero cuando uno se encuentra cartas, conversaciones, en las que se establecen acuerdos entre los medios para no criticar las posturas y el papel de los otros medios, estamos en el terreno de la connivencia. Por eso para muchos colegas el libro es provocativo, tienen que confrontarse a sí mismos. Quien entra al libro, no sale ileso. Termina preguntándose: "Si estos periodistas actuaron así, ¿yo cómo estoy actuando hoy?"

-Con el índice onomástico al final del libro a muchos les hizo un favor, pues les ayuda a no pasar varias horas hojeándolo para ver si su nombre aparece o no en los archivos del gobierno.

-Sí, me han dicho que el libro empieza a leerse por las páginas finales. Incluso se dice que muchos periodistas no llevan el libro a las redacciones, pero lo leen en su casa para buscarse en privado. Lo mismo, ni modo, a mucha gente el libro le va a servir para reforzar sus estrategias de control de información. Aquí está cómo actuaron y cómo siguen actuando empresarios de los medios, periodistas y políticos. Pero también vamos viendo y entendiendo todos cómo funciona el poder, para estar más alerta frente a sus mecanismos.

-Aquí hay tips para que el actual secretario de Gobernación borre las pruebas que debe haber sobre las atrocidades contra los manifestantes en Guadalajara hace algunos años.

-No lo dudes...

sábado, noviembre 3

La inutilidad del silencio


Yo he crecido en el mundo de la impunidad.
Pero eso está cambiando.
En México, aún ahora, hay temas de los que apenas se ha comenzado a hablar.
Ernesto Aroche, de La Jornada de Oriente, estuvo en la presentación del libro La otra guerra secreta, en Puebla. Y sobre eso cavila: no callar es la encomienda de esta generación.
Saber.
Saberlo todo y saberlo más.
Un abrazo.
Somos eme-equis.



El poder político en los estados y el narco aún mantienen la tiranía invisible: Jacinto Rodríguez

  • “El silencio no ayuda a nadie y nos convierte en una sociedad cómplice”

  • Necesario establecer una alianza con la sociedad, apunta el autor del libro “La otra guerra secreta, los archivos prohibidos de la prensa y el poder”

Ernesto Aroche Aguilar

“…para acentuar que el PRI disponga de un instrumento organizado técnicamente que desarrolle en su favor una propaganda institucional y no incidental, se consigna esta idea: ‘por la acción de la propaganda política podemos concebir un mundo dominado por una tiranía invisible que adopta la forma de un gobierno democrático’”

Citando esas líneas de un largo y anónimo documento encontrado en el Archivo General de la Nación, que establece las líneas de acción y operación para el manejo de los medios de comunicación al menos durante los sexenios de Díaz Ordaz, Echeverría Álvarez y López Portillo, arranca y se estructura el libro “La otra guerra secreta, los archivos prohibidos de la prensa y el poder”, que fue presentado por su autor, Jacinto Rodríguez Munguía, la noche del martes en la librería Profética y la mañana del miércoles en la Universidad Iberoamericana.

Una tiranía invisible que no se ha diluido del todo aún en los círculos nacionales y se mantiene como mecanismo de control en los cotos de poder emergentes, luego de la erosión que sufrió el presidencialismo, especialmente en los cacicazgos políticos estatales y regionales en la zona centro y sur del país, y por el narco en la zona norte del país, reconoce el también colaborador de la revista eme-equis en la entrevista ofrecida a esta casa editorial.

“No hay que estar confiados. Lo que peor que podemos hacer como trabajadores de los medios de comunicación es confiarnos en que el paso cronológico de la vida implica cambios de facto en las actitudes humanas. Creo que no se ha terminado con la tiranía invisible, y menos desde un poder que no ha procesado su historia reciente, menos desde unos medios que no se atreven a mirarse a si mismos en espejos como el libro, ni reconocer ni aceptar que hicieron y que no hicieron.

“En tanto, esa tiranía invisible va a seguir dejando secuelas y efectos muy concretos. No podemos sentirnos en libertad sobre lo que estamos haciendo como trabajadores de los medios. Esa tiranía no es parte de nosotros, no es parte de nuestra responsabilidad pero nos implica y lo hace en la medida en que seguimos siendo resultado de mucha censura todavía, de no poder ejercer el periodismo como creemos que debería ser, eso es parte de esa tiranía que aún estamos padeciendo.

[Paréntesis I]

“Las dictaduras reprimen por la fuerza las ideas y las expresiones populares. En un gobierno democrático, este control debe alcanzar calidad de arte, toda vez que intente manejar ciudadanos libres, capaces de resistirse a la acción de las autoridades y capaces también de llevar el contagio de su resistencia a los demás”. Fragmentos del documento señalado

La tiranía en los estados

“(En los estados) la seguimos viendo como algo grotesco, ‘ah! Que grotescas las actitudes del gobernador’, pero va más allá de eso, es una forma de hacer, toda una cultura de ejercicio del poder. Y ahí aún cuesta mucho más trabajo socavar, porque la relación que estableció el poder con los grandes medios se mantiene en los poderes locales, sobre todo del centro para abajo, Puebla, Veracruz, Oaxaca… son modelos muy parecidos, es el PRI el que sigue en el poder, no han entendido y no quieren entender que México ya cambió”.

“Hay una necedad a mantenerse con los mismos modelos, en el norte el narco y del centro para abajo son los poderes políticos los que siguen presionando, ejerciendo un control, corrompiendo a la prensa. Tenemos que hacer mucho de nuestro lado, pero desmontar esos mecanismos de poder que duran 70 años no va a ser fácil. ¡Fueron 70 años! Ha sido el único poder en el mundo que ha durado tanto tiempo en la era moderna latinoamericana.

“El trabajo es bien arduo y diría que los cambios tecnológicos, la globalización, las nuevas generaciones no son elemento suficiente para dar acta de defunción al modelo, es una tarea todavía aún muy larga.

[Paréntesis II]

“El control de la opinión pública en un régimen totalitario es elemental –La propaganda política de una democracia no puede y no debe imitar la del estado dictatorial, pero sí aprenderle muchas cosas: fe en sus recursos; persistencia en la acción; rapidez para proceder en los conflictos; interés por todos los problemas políticos, sean éstos reducidos o gigantescos, y otorgar a todos el mismo trato urgente— y a cambio en una democracia, como quedó dicho, se complica y en ocasiones resulta imposible”. Ibidem.

No se vale decir no me enteré

Es difícil pedirle a la sociedad algo porque de pronto es como muy etéreo el concepto de sociedad, pero si es necesario que todos los grupos sociales, empezando por nosotros que trabajamos en los medios, asumamos esa responsabilidad. Ya no se vale, y creo que hay que decirlo fuerte, no se puede ya utilizar como excusa el decir, ‘yo no supe’. No se vale decir ‘no me enteré, es que quién sabe que pasó’. No, eso también nos implica”.

“El desconocimiento, el no informarse, el no atreverse a decir las cosas también nos hace cómplices. El silencio no ayuda a nadie, el silencio nos convierte en una sociedad con sus propias pesadillas y sus propios miedos, nos vuelve una sociedad miedosa.

“(El cambio) hay que empezarlo con nosotros, hay que estar actualizándonos como reporteros para poder ofrecer mejores productos, esa es una parte y la otra tenemos que tener claro que esto es un oficio, es un trabajo y no un mecanismo de poder. Si empezamos a darles esa imagen, a hacerlos coparticipes de esa imagen de trabajo como cualquier otro empleo vamos a hacerlos nuestros aliados.

“Hagamos de ellos, de la sociedad nuestros aliados y no sólo los consumidores, que ha sido hasta ahora la tónica, ‘tú consumes lo que produzco sin importarte lo que te de’. Ya no, hagamos nuestro aliado en la legitimidad, ‘legitímame desde tu lectura, desde tu cuestionamiento, desde tu crítica, desde tu revisión de lo que estoy haciendo y yo te legitimo como sociedad’.

“(antes) el poder nos legitimaba y nosotros legitimábamos al poder y era muy cómodo. Ya no, cambiemos, demos la vuelta, miremos a otra parte, miremos a los que sí tenemos que legitimar y con eso los estamos implicando, el saber los implica. Vamos construyendo esa alianza, desde una mejor calidad periodística, con una mayor rigurosidad y una mejor redacción, y ahí tenemos mucha chamba por hacer.

martes, octubre 30

Una tiranía silenciosa en Puebla


Revela Jacinto Rodríguez

Presenta en Puebla La otra guerra secreta



El matrimonio entre gobierno y medios, una relación viciada desde origen, fue para el periodista de Emeequis y coordinador académico de la Fundación Prensa y Democracia, el motivo de una investigación que lo llevó a la más fría cárcel en México. Desde el ex palacio de Lecumberri —presidio que recibió a torturados revolucionarios en las décadas de la guerra de baja intensidad, hoy convertida en el Archivo General de la Nación— Jacinto Rodríguez desenterró “carbones” que convirtió en diamantes en bruto para los adictos a la información. Políticos, reporteros y periodistas, así como sus casas editoriales en esa relación de amasiato son revelados en el libro que le llevó más de tres años de investigación.

El periodista calificó como un retroceso la autocensura de los medios por motivos económicos / Tere Murillo

Edmundo Velázquez

Gracias al azar, Jacinto Rodríguez Munguía se topó con una caja de archivo muerto mientras se encontraba desempleado. Entre un lote de 3 mil 52 cajas del Archivo General de la Nación encontró los documentos que evidencian a la prensa que sucumbió a la autocensura, al cochupo y a la corrupción.

De esta experiencia de tres años encerrado en ese “cementerio de papel” y el apoyo de la asociación Prensa y Democracia (Prende) obtuvo La otra guerra secreta, título del libro donde revela con pelos y señales qué periodistas y medios de comunicación ignoraron los difíciles días de la llamada guerra sucia.

“Quien entra a este libro no sale ileso. Saldrá preguntándose porqué ocurrió esto, porqué en dos décadas los más de 500 desaparecidos de la guerra de baja intensidad se volvieron invisibles eternos para la prensa”, comentó el autor, quien estuvo por dos días en Puebla presentando el libro que ha merecido halagos de periodistas como Carmen Aristegui, Javier Solórzano y Miguel Ángel Granados Chapa.

Rodríguez Munguía estuvo en Puebla el martes y miércoles para presentar La otra guerra secreta, obra que originalmente se llamaría “la tiranía invisible” y que por razones de marketing la Editorial Debate de Random House Mondadori prefirió el primer nombre, porque ése “sí vendería”, como comentó entre risas en la Universidad Iberoamericana.

Y es que el periodista prefería el título de “la tiranía invisible” porque sólo así concebía una obra donde se reflejara el autoritarismo vivido durante la guerra de baja intensidad, requisito en combinación con un sistema judicial a modo y una sociedad desinformada por medios corruptos hacen “un triángulo perfecto” para los escenarios vividos en las décadas de los sesentas y setentas en países latinoamericanos como México, Argentina, Chile y Guatemala.

Según explica el periodista, reconocido por sus trabajos en La Revista y Emeequis, fue justo en tales países donde se planeó un modelo digno de Joseph Goebels, donde se incluía la desaparición de aquellos ciudadanos que no simpatizaran o se quejaran del autoritarismo gobernante en esa época.

“Siendo responsables con las cifras, se habló en Argentina de 30 mil registros de desaparecidos en la dictadura militar. 4 mil 300, en Chile. En Guatemala, 2 mil desaparecidos. Y en México por lo menos 500 personas desaparecidas, según sabemos. Pero cabe decir que esto ocurrió en un país donde no hubo una dictadura militar”, agregó el periodista. “Pero todo esto ocurrió porque había planes para hacerlo. Lo que ocurrió no fue casual”, agregó.

Así pues, ni el silencio ocurrido en fechas clave, 3 de octubre por ejemplo, fue tampoco casual. Entre las anécdotas que se atesoran dentro de “La otra guerra secreta”, se encuentran por ejemplo las cartas que para justificarse, Jacobo Zabludovsky envió al entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría, por “atreverse” a usar una corbata negra de duelo después de la matanza del 2 de octubre.


“Se develan los nombres de los Ferriz de Con, de Zabludovsky, que hoy simplemente esos apellidos se mantienen en las empresas de información con el mismo uso del poder”, como comentó Ignacio Rodríguez Reyna durante la presentación de la noche del martes en Profética, en donde acompañó a Jacinto Rodríguez, con quien colabora en Emeequis.

Gracias a comentarios de ese tipo es que el libro no tendrá espacios en medios de comunicación que se dicen críticos como es Proceso, La Jornada o El Universal.

El escritor Fritz Glockner, el periodista Jacinto Rodríguez y la académica Ana Lidya Flores

“Es un fenómeno interesante eso. Porque el libro ya está y se está leyendo. Lo leyó Scherer y se creó un debate interno en Proceso. Según me enteré la frase que salió de ese debate fue: ‘es un libro justo’”, comentó al respecto el autor.

Sin embargo, además del gran espacio que han brindado otros de sus colegas entre los medios, Jacinto Rodríguez resaltó una de las primeras opiniones que recibió sobre el texto:

“Lydia Cacho fue la primera persona que me llamó, un lunes o un domingo —no recuerdo bien— pero me llamó efusiva, muy como es ella. Me dice maravillada que le había provocado desvelo por tres días y que (el libro) se lo había robado a Solórzano y le decía que estaba agradecida”. Según relató, tras la publicación continuaron las llamadas de más mujeres “y todas ellas lo agradecieron…”.

El autor entendió que parte de estos comentarios femeninos vinieron a colación porque en la segunda parte del siglo XX fue que los hombres tomaron las peores decisiones de México. “No es una historia que las mujeres reconozcan como suya. No les corresponde, esa historia pero la tenemos que asumir todos”, comenta mientras endurece el gesto en su rostro.

Aún así Rodríguez Munguía resaltó que México es el único país latinoamericano donde estos crímenes “del pasado” continuarán sin castigo y donde la historia debería de ser reescrita, obligando a sociólogos e investigadores a volver en el pasado. Pero lo peor es aún ese vacío en el corazón de los mexicanos: “Aún hay muchos padres que no saben a dónde irle a llorar a sus hijos”.

Un libro provocativo

Presentado por el escritor Fritz Glockner —quien fue compañero de investigación de Jacinto Rodríguez en el Archivo General de la Nación— y la académica de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Iberoamericana, Ana Lidya Flores, el libro La otra guerra sucia fue definido como una provocación intelectual y académica, incómodo para los medios de comunicación más renombrados de México. El libro ya agotó las copias de su primera impresión, aunque en anaqueles aún es posible encontrarlo. Tiene un costo de menos de 200 pesos y fue editado en la colección Debate de la editorial Random House Mondadori.

Las complicidades


El escritor Jacinto Rodríguez Munguía, presentó en la noche de este martes su libro “la otra guerra secreta”, en donde expone la relación que existe entre los dueños de los medios de comunicación y el poder político.

Elvia Cruz López

El escritor Jacinto Rodríguez Munguía, presentó en la noche de este martes su libro “La otra guerra secreta”, en donde expone la relación que existe entre los dueños de los medios de comunicación y el poder político.

Bajo una investigación periodística, Rodríguez Munguía, explica en su obra el control que tuvo el gobierno federal y los medios de comunicación durante la guerra sucia .

En como le llegan al precio a distintos reporteros, a directores y a los que encabezan alguna estación radiofónica, prensa impresa, y las televisoras, “personas que no tienen ningún compromiso con la sociedad”, sustentó.

Expone los nombres de los comunicadores y directores que vendieron sus trabajos con el gobierno federal, después de muchos meses de recopilación de información, facturas, conversaciones grabadas y demás, este autor finalmente se atrevió a formar un rompecabezas para dar conocer la verdad conocida pero que nadie quería ver.

sábado, octubre 13

Perfil Biográfico



Jacinto Rodríguez Munguía


Periodista. Estudios de comunicación en UAM-X y posgrado en Letras Iberoamericanas en la Facultad de Filosofía UNAM. Ha publicado para El Nacional, El Universal, Enfoque de Reforma, Proceso.

Fundador de Milenio Semanal y Milenio Diario; La Revista de El Universal y Revista Emeequis (www.eme-equis.com.mx). Becario de la Fundación Prensa y Democracia/Open Society Institute (OSI) que forma parte de la Fundación Soros.

Representante en México del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS). Coordinador del Proyecto Historia Confidencial: Investigaciones Históricas (http://www.historia-confidencial.com.mx/)

La franqueza de los medios


Es cierto, la franqueza.

De los periodistas y de los medios. Pero para ello hay que estar comprometidos, como sociedad, a no callar. A revelar las cosas. a evitar impunidades. Quienes transmitimos nos debemos al lector, pero sobre todo a la verdad. Con su crudeza, con toda su importancia.

La verdad nos hizo libres. Somos eme-equis.




Exitoso el Programa CAIPED Cerca de Ti en municipios

03 OCTUBRE 2007

En coordinación con LIMAC, Capítulo Durango, se organiza Conferencia con prestigiado periodista mexicano

Excelente fue la respuesta que encontramos en los municipios de Santiago Papasquiaro, Gómez Palacio y Guadalupe Victoria, a los que con motivo del Día Internacional del Derecho a Saber llevamos el Programa CAIPED Cerca de Ti, manifestó el comisionado presidente del órgano garante del acceso a la información en el estado, Mario Humberto Burciaga Sánchez.

Dijo lo anterior, al tiempo que explicó que casi 4 mil 500 ciudadanos duranguenses, entre estudiantes, funcionarios públicos y población abierta, tuvieron la oportunidad de conocer con más detalle aspectos importantes de la Ley de Acceso a la Información Pública, como saber para qué nos sirve la información, cuál es el procedimiento para accesarla, a dónde dirigirnos, cómo proceder en caso de incumplimiento de las dependencias, entre otros aspectos.

Al enumerar los programas de la CAIPED que fueron llevados hasta esos municipios, Burciaga Sánchez se refirió al Programa de Inducción a la Ley de Acceso a la Información Pública, Taller Lineamientos para la Difusión de la Información, Programa Cuenta-Cuentos de la Transparencia, Charlas de la CAIPED con Estudiantes, Ciclo de Cortometrajes y Módulo de Información.

El funcionario resaltó que dentro de los festejos por el Día Internacional del Derecho a Saber, la CAIPED, en coordinación con LIMAC, Capítulo Durango, organizará el próximo 4 de octubre del año en curso la conferencia: “El impacto de los archivos públicos en los trabajos de investigación”, con el prestigiado periodista Jacinto Rodríguez Munguía, autor de los libros “La guerra sucia” y “La otra guerra secreta: los archivos prohibidos de la prensa y el poder”, y quien es también autor del libro “Las nóminas secretas de Gobernación” y coautor de “Los años que fuimos”.

Respecto a la conferencia, el comisionado presidente de la CAIPED comentó que para la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública resulta nodal el manejo eficaz y eficiente de los archivos públicos, pues como bien los llaman son la columna vertebral de la transparencia. Sólo con archivos bien conservados, organizados y sistematizados, se podrá dar cabal cumplimiento a
las solicitudes de información pública, recalcó.

El evento en mención se llevará a cabo mañana, en el Salón de Usos Múltiples de la Casa de la Cultura Jurídica (Aquiles Serdán, entre Zarco y Patoni), a las 11:00 horas.

El Siglo de Durango

El periodista Jacinto Rodríguez Munguía ayer dictó ante un nutrido público de estudiantes de Comunicación la conferencia “El impacto de los archivos públicos en los trabajos de investigación”, evento realizado dentro del Día Internacional del Derecho a Saber.

La ponencia en mención se desarrolló en el Salón de Usos Múltiples de la Casa de la Cultura Jurídica, bajo la coordinación de la Comisión para el Acceso a la Información Pública del Estado de Durango (CAIPED) y Libertad de Información México, AC (LIMAC), por lo que también se dieron cita en el recinto varios investigadores de la Universidad Juárez (UJED), académicos y funcionarios de los niveles Federal, Estatal y Municipal.

Después de la presentación de las autoridades, Mario Humberto Burciaga Sánchez, comisionado presidente de la CAIPED, explicó los motivos del evento, por lo que comenzó recordando que el pasado 28 de septiembre se conmemora el Día Internacional del Derecho a Saber, por lo que dijo el organismo a su cargo se permitió invitar al periodista Jacinto Rodríguez, a quien le dio la bienvenida.

PROCESO

“Sabemos y lo hemos ya expuesto en conferencias, talleres y seminarios, que una ley general de archivos públicos debió haber sido anterior a la propia Ley de Acceso a la Información Pública, pero no sólo no fue así, peor aún, no existen en nuestro país o se encuentra en proceso la implementación de una cultura eficaz y eficiente de la conservación, organización y sistematización de los archivos públicos”, señaló Burciaga Sánchez.

De igual manera, explicó que en esta entidad “está pendiente la aprobación de la Ley General de Archivos Públicos y la CAIPED habrá de insistir en ello”, además aseguró que los archivos públicos son la columna vertebral de la transparencia.

“Si se tienen archivos debidamente conservados, valorados y organizados, éstos hablarán puntualmente, dirán la verdad, pero sobre todo la dirán inmediatamente, por lo que no habrá más disculpa en retardar la entrega de información pública, argumentando que se tiene que buscar”, explicó.

RESPONSABILIDAD

Por su parte, Jacinto Rodríguez Munguía se enfocó al hecho de que quienes trabajan en los medios de comunicación deberían ver al periodismo como un oficio con la responsabilidad de servir a los demás y olvidar la idea de que éste es un poder.

“Debemos aprender que no es necesario y correcto que el periodista llegue con el político con la actitud de ‘alto, arriba las manos, ésta es una entrevista’, pues creo que éste es un oficio honesto y con capacidad de servir a los demás”, aseveró Jacinto Rodríguez.

Asimismo, subrayó que para que exista la transparencia en el acceso a la información primero se necesita transparencia entre los mismos periodistas, por lo que dijo: “Los medios deben hablar con franqueza”.

El evento concluyó después de una sesión de preguntas y respuestas y de la entrega de un reconocimiento por parte de la organización hacia el ponente.

jueves, octubre 4

El impacto de los archivos públicos



Es la palabra ante todo, la investigación delineada con tesón, inteligencia, puntualidad.

Es la necesidad que tienen quienes hereden nuestros pasos, de saber. De saberlo todo.

De saberlo más.

Somos eme-equis.






Nota en analisispolitico.com



04 OCTUBRE 2007

Buena respuesta tuvo la convocatoria que la Comisión Estatal para el Acceso a la Información Pública Durango, en coordinación con Libertad de Información México, capítulo Durango, hiciera a legisladores, funcionarios públicos, responsables de unidades de enlace y archivos, estudiantes y población en general, para que en el marco del Día Internacional del Derecho a Saber, asistieran a la Conferencia “El impacto de los archivos públicos en los trabajos de investigación”, impartida por el prestigiado periodista Jacinto Rodríguez Munguía. Durante el evento de inauguración, al que asistieron los representantes del poder ejecutivo, legislativo y judicial, así como el Presidente Municipal del H. Ayuntamiento de Durango, el comisionado presidente de la CAIPED, Mario Humberto Burciaga Sánchez, dijo que para la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública, hablar de comprometerse con la verdad implica vigilar que la Ley de Acceso a la Información Pública se cumpla a cabalidad. Detalló que una Ley de Archivos Públicos debió ser anterior a la propia Ley de Acceso a la Información, y no sólo no es así -expuso-, sino que no existe en nuestro país o se encuentra en proceso la implementación de una cultura eficaz y eficiente de la conservación, organización y sistematización de los archivos públicos. En este contexto, recordó que en nuestro estado está pendiente la aprobación de la Ley de Archivos Públicos y la CAIPED habrá de insistir en ello. Por su parte, Jacinto Rodríguez Munguía dijo durante su exposición que el ejercicio del poder tiene que ser público: “Es necesario que sea un quehacer cotidiano, sin que tengan que intervenir instituciones como la Comisión. La transparencia no es una concesión amable del poder; la lógica de la opacidad no es natural”, precisó.Al hablar de la función de los medios de comunicación, el periodista indicó que la información debe tener como fin el bienestar del ciudadano, con el que convivo. Yo existo en la medida que existe el otro, mi compromiso es con el otro, resaltó, al tiempo que aseguró que en el mundo hay claros ejemplos de cómo los medios han contribuido a la construcción de sociedades con democracias de calidad. Y esta, atestó, es una labor de apostolado, de convicciones.Al referirse a los archivos que revisó y que le han dado fundamento a sus libros “La guerra sucia” y “La otra guerra secreta”, advirtió que encontró documentos que le revelaron un México que no quiere para sus hijos. Pero ellos tienen derecho a saber, a que les hablemos de frente, urgió.
Asiste a conferencia sobre Archivos Públicos en la Investigación
Herrera Caldera fortalecerá transparencia municipal
04 OCTUBRE 2007
Ratifica su compromiso de seguir por el camino del derecho a la información pública
Al destacar que como Presidente Electo, tuvo un primer acercamiento con funcionarios del Instituto Federal de Acceso a la Información, con el finalidad de fortalecer los sistemas de acceso a la información municipal; el Alcalde Capitalino Jorge Herrera Caldera, ratificó su compromiso de seguir por el camino de la transparencia, en todas las acciones, obras y recursos del Gobierno Municipal que preside.Así lo aseguró Herrera Caldera, durante la presentación de la Conferencia “El impacto de los Archivos Públicos en los trabajos de Investigación”, impartida por el Periodista Jacinto Rodríguez Munguía, en el marco del Día Internacional del Derecho a Saber.Al respecto, el Jefe de la Comuna dijo estar convencido de que la transparencia y la rendición de cuentas son una herramienta muy efectiva en la democracia; de ahí la prioridad que tuvo para él, ya como Presidente Electo, reunirse con miembros del IFAI, con quienes sentó las bases para una relación interinstitucional que, sin duda, en el corto plazo rendirá frutos para fortalecer los sistemas de acceso a la información pública.Para ello, el Presidente Municipal hizo un reconocimiento público a Jorge Herrera Delgado, quien como Alcalde de esta ciudad capital, impulsó de manera importante, el tema de la transparencia; acción que fortalecerá durante su gobierno.Este acto, estuvo presidido por el Presidente Municipal, Jorge Herrera Caldera; Jorge Herrera Delgado, Diputado Presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado; Apolonio Betancourt Ruiz, Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia en el Estado, así como de Juan Estrada Salcido, miembro del Comité de Acceso a la Información del Ejecutivo del Estado, en representación del Gobernador Ismael Hernández Deras.Como anfitriones, Jorge Humberto Burciaga, Presidente de la Comisión Estatal para el Acceso a la Información Pública en Durango; Lourdes López Salas, Presidenta de Libertad de Información México, Capítulo Durango; y el conferencista Jacinto Rodríguez Murguía; a todos ellos, agradeció el Alcalde Herrera Caldera la invitación y reconoció en el periodista, así como en todos los medios de comunicación, un trabajo de vital importancia para garantizar que todos los ciudadanos estén correctamente informados sobre las actividades, planes y programas de trabajo de las Administraciones Públicas y en sí, de la historia y política de nuestro país.En este mismo tenor, donde la ciudadanía no sólo tiene derecho a la información, sino incluso a ser parte de la toma de decisiones de un gobierno, el Presidente Municipal invitó a todos, a sumarse al ejercicio de participación que está convocando el Gobierno Capitalino, que es la Consulta Ciudadana 2007,con miras a enriquecer con sus propuestas, los trabajos correspondientes al Plan Municipal de Desarrollo 2007-2010; “sin duda que, juntos, encontraremos mejores formas de hacer pública la información gubernamental, a la cual tienen derechos todos los ciudadanos”, finalizó el edil.

lunes, octubre 1

Revisión a la historia



Es tiempo, hay razones.
La impunidad comienza a derruirse, para algunos.
Que sea el caso.
Que un juicio a los responsables nos reivindique ante la historia.


Debe asumir su responsabilidad política, asegura
El Comité 68 demanda a la Corte revisar amparo dado a Echeverría


Gabriel León Zaragoza

El Comité del 68 se manifestó ayer ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para exigir que el máximo tribunal del país ejerza su facultad de atracción y asuma su responsabilidad política con la resolución de la revisión del amparo otorgado al ex presidente Luis Echeverría Álvarez contra el auto de formal prisión dictado por el delito de genocidio, relacionado con la matanza del 2 de octubre de 1968.

En la sede de la Corte, Raúl Álvarez Garín entregó a los magistrados ejemplares del libro La otra guerra secreta, de Jacinto Rodríguez Munguía, como prueba superveniente de la corresponsabilidad del poder político durante el mandato de Echeverría Álvarez y la prensa “en la autoría intelectual y su preparación mediática del delito de genocidio”.

Previamente, en el monumento a Francisco Zarco, el Comité del 68 encabezó un acto público de protesta “contra el periodismo encubridor de criminales de lesa humanidad y reconociendo también al periodismo honesto y comprometido”.

En entrevista, el dirigente Álvarez Garín informó que sus actividades forman parte de las campañas desarrolladas del 24 al 28 de este mes (que comprendieron en días pasados una marcha del Archivo General de la Nación a la Corte) para reclamar la atracción de la SCJN de la revisión del amparo otorgado al ex mandatario.

Además, para “hacer constar y exhibir ante la opinión pública la existencia de miles de pruebas plenamente válidas, que incriminan directa o indirectamente al ex mandatario”.

sábado, septiembre 29

Exigencia a la corte


Exigen a la SCJN revisar amparo de Echeverría
Por: Asic-LA JORNADA, Sábado, 29 de Septiembre de 2007

El Comité del 68 encabezó un acto público de protesta “en contra del periodismo encubridor de criminales de lesa humanidad”.

México, DF.- El Comité del 68 se manifestó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para exigir que el máximo tribunal del país ejerza su facultad de atracción y asuma su responsabilidad política con la resolución de la revisión del amparo otorgado al ex presidente Luis Echeverría Alvarez contra el auto de formal prisión por el delito de genocidio, relacionado con la matanza del 2 de Octubre de 1968.

En la sede de la Suprema Corte, Raúl Alvarez Garín entregó a los magistrados del órgano ejemplares del libro “La otra guerra secreta”, de Jacinto Rodríguez Munguía, como prueba superviviente de la corresponsabilidad del poder político durante el mandato de Echeverría Alvarez y la prensa “en la autoría intelectual y su preparación mediática del delito de genocidio”.

Previamente, en el Monumento a Francisco Zarco el Comité del 68 encabezó un acto público de protesta “en contra del periodismo encubridor de criminales de lesa humanidad y reconociendo también al periodismo honesto y comprometido”.

En entrevista, el dirigente Alvarez Garín informó que sus actividades forman parte de las campañas desarrolladas del 24 al 28 de este mes (que comprendieron en días pasados una marcha del Archivo General de la Nación al máximo tribunal) para reclamar la atracción de la SCJN de la revisión de amparo otorgada al ex mandatario.

Además, para “hacer constar y exhibir ante la opinión pública la existencia de miles de pruebas plenamente válidas, que incriminan directa o indirectamente al ex mandatario”.

Guerra clandestina y soterrada


A OTRA GUERRA SECRETA LOS ARCHIVOS PROHIBIDOS DE LA PRENSA Y EL PODER
MUNGUIA JACINTO
EDITORIAL DEBATE
Precio: $189.00
Descuento en internet: 15%
Precio FCE: $160.65
agregar a canasta de compras
ISBN: 9789707808850

¿Cuánto costaba el silencio en México? ¿Quién decidía lo que se decía durante los sexenios del PRI? ¿Qué hicieron los dueños de los medios cuando el gobierno silenciaba a los opositores? ¿Dónde estuvieron los líderes de opinión, los columnistas, los reporteros? ¿Quién protestó? ¿Desde qué dependencia se callaba a los periodistas? ¿Los callaron a todos o hubo quienes prefirieron callar por voluntad propia?

En La otra guerra secreta el lector encontrará muchas de las respuestas que hacían falta. Un país que se busca a sí mismo, que trata de hacer las paces con su pasado y con su historia, necesita desnudarse para encontrar la verdad. En este libro, a partir de fuentes primarias del Archivo General de la Nación -de los fondos correspondientes a los órganos de inteligencia de la Secretaría de Gobernación: Dirección Federal de Seguridad y Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales-, se desvelan los modos y las estrategias del gobierno, así como las posiciones y predilecciones de los comunicadores y dueños. No queda sin tratar ningún asunto, ningún particular.

La mayoría de los reporteros, periodistas, líderes de opinión y dueños de medios -demuestra Jacinto Rodríguez Munguía- callaron por voluntad propia. Fueron los tiempos de la guerra sucia, una guerra clandestina y soterrada, una guerra implacable. Los tiempos en que los medios de comunicación fueron el aliado fundamental de las botas, las torturas y las eliminaciones extrajudiciales. Fue ésta la otra guerra, la guerra secreta, la de la alianza de los medios y el poder, la de la complicidad y las canonjías.



ACERCA DEL AUTOR

JACINTO RODRÍGUEZ MUNGUÍA Es periodista e investigador. Ha colaborado con diversos medios impresos de circulación nacional, entre los que cabe destacar: Milenio Semanal, Proceso, Reforma, El Universal, La revista y Emeequis. Durante mucho tiempo ha investigado documentos del Archivo General de la Nación y expedientes de la policía secreta. En 2005 publicó Las nóminas secretas de Gobernación.
Formato: 491 pags / 15 x 23 cm
ISBN: 9789707808850
Código de barras: 9789707808850
 

martes, septiembre 25

Impunidad que tiñó de sangre


La otra guerra secreta, libro del periodista Jacinto Rodríguez Munguía.

Nota en terra

¿Qué sucedió en aquella paradójica época plagada de libertad, rebeldía y violencia en Latinoamérica? Las décadas de los sesenta y setenta fue la etapa de transición en la que la sociedad se vio inmersa como nunca en los cambios que se aprecian en la actualidad, resultado de conflictos, lucha y sangre como el caso de la guerra sucia en México.

El periodista Jacinto Rodríguez Munguía explora en “La otra guerra secreta” uno de los momentos más escabrosos de la historia contemporánea del PRI y las sospechosas relaciones de Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz con los medios de comunicación de la época. ¿Cuál fue su papel dentro del deber informativo? ¿Cómo actuaban los directores de los medios ante las atrocidades vividas? ¿Qué hicieron personajes de la talla de Julio Scherer y Manuel Buendía ante esa cruenta realidad insoslayable y sin embargo esquiva?

Un reflejo de cómo los medios dieron la espalda a la sociedad por una serie de canonjías ofrecidas por el gobierno. La demanda por la transparencia suena halagüeno en tiempos de revelación de verdades que han quedado a medias a través de la historia. Un caso cerrado en los archivos del gobierno y vigente en las venas abiertas de la sociedad.

La experiencia de Rodríguez Munguía le ha llevado a investigar otros temas relacionados con la secrecía política como el libro “Las nominas secretas de Gobernación” (2005). Su trayectoria en “Milenio Semanal”, “Reforma” “El Universal”, “La Revista” y actualmente en “Eme Equis” avala su trabajo. Cinco años le tomaron en esta investigación recopilando documentos del Archivo General de la Nación, recabando entrevistas con personajes, mientras unos hablaron, otros optaron por el silencio y permitieron que el mutis se transformara en especulación, tal como se calló en los tiempos de violencia e impunidad que tiñó de sangre las páginas de la historia.

Apoyada por la Fundación Prensa y Democracia de México A.C; donde Rodríguez Munguía fungió como becario de investigación durante tres años del lustro que duró la realización de este libro, es un recorrido por los ayeres olvidados, los crímenes sin castigar y el amasiato furtivo entre medios de comunicación y política, tema que dará mucho de que hablar más adelante.

viernes, septiembre 21

Mentiras mediáticas


Presentan libro de las complicidades prensa-gobierno

Carmen Aristegui, José Buendía y Miguel Ángel Granados Chapa, fueron los presentadores del libro “La otra guerra secreta”, de Jacinto R. Munguía, libro que narra los periplos y complicidades de la prensa de México con los sistemas de gobierno de los años 70`s y 80`s, donde la verdad se comprometía por beneficios monetarios y donde el comodato hizo que los periodistas vivieran bajo la efigie de ser más voceros del gobierno que de una sociedad que vivía bajo un jugo de mentiras mediáticas.

Este control debe alcanzar calidad de arte


Jorge Zepeda Patterson

16, sept. 2007


Jacinto Rodríguez publicó hace unos días el libro La otra guerra secreta, en editorial Debate, una investigación a partir de los archivos secretos de Gobernación de los años 60 y 70. En él da cuenta de la manera en que el Estado controlaba a la opinión pública mediante represión, censura y cooptación de la prensa y los medios electrónicos. En el libro se incluye un manual de Gobernación encontrado en el Archivo General de la Nación que da elementos para construir una tiranía invisible. Dominar y adormecer a la opinión pública de tal forma que: “Bajo esta condición (el control de los medios), una democracia como la mexicana puede obtener niveles de control popular equivalentes a los que lograría por la violencia y el terror una dictadura…”. Y continúa: “Por la acción de la propaganda política podemos concebir un mundo dominado por una tiranía invisible que adopte la forma de gobierno democrático”. Y sigue la recomendación: “Las dictaduras reprimen por la fuerza las ideas y las expresiones populares. En un gobierno democrático, este control debe alcanzar calidad de arte, toda vez que intente manejar ciudadanos libres…”.

Para muestra una tarjeta de Moya Palencia a Echeverría: “…podría fijarse en la opinión pública el ya extendido rumor de que (el periodista) Mario Menéndez está al servicio de la CIA o de algún organismo semejante…” y termina sugiriendo que una organización membrete publique un desplegado en contra del entonces director de la revista ¿Por Qué?. El caso de Lydia Cacho y otros periodistas y miembros de ONG cuya imagen pública se intenta desacreditar, mostraría que la tiranía invisible es una noción desempolvada y puesta en operación por la nueva derecha. La pregunta es saber de quién es la mano que mece la cuna: ¿Gobernación? ¿Los Pinos?

La corrupción de los medios


En Granada, España

En Huelva, España.

UNA investigación del periodista Jacinto Rodríguez Munguía –La otra guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder (México, Debate, 2007)– pone al descubierto la corrupción de los medios en México durante las tres últimas décadas del PRI. Apasionantes, por las miserias que se documentan, las transcripciones de conversaciones telefónicas, los cruces de mensajes y tantas pistas reveladoras de lo que Rafael Rodríguez Castañeda describió, en 1999, como Prensa vendida (México, Grijalbo).

Una de las consecuencias de la polifonía mediática, aduladora del poder y adormecedora del espíritu crítico, mantenida con subvenciones, publicidad institucional y otras regalías –algunos se enteraron no hace mucho de que los impuestos obligaban a todos– es que la prensa en México resulta ser hoy la más débil de América Latina. La circulación de sus diarios apenas alcanza 1,6 millones de ejemplares para una población de 110 millones, con un índice de difusión tres veces inferior al de Jaén, uno de los más bajos de Europa.

Tantos años de secuestro de la libertad, en una democracia fingida, aún dejan efectos en la debilidad de la opinión pública, de la que emergen voces de compromiso en el Parlamento, en la universidad y entre los mismos periodistas. Vinculan la construcción de la democracia a un nuevo estatus de los medios, entre ellos, la televisión que, en su día, le dijo al PRI que no eran necesarias emisoras públicas porque ella defendería el régimen mejor que nadie.

Rodríguez Munguía traza su excelente trabajo a partir de una provocación de Arthur Koestler en El rastro del dinosaurio, donde plantea la disyuntiva de todo individuo en un momento de su vida, que lo va a marcar para siempre, cuando afronta una situación que se puede resolver con firme actitud ética o mediante una postura de conveniencia. Traslada la cuestión a la prensa mexicana y observa que este medio, que exhibe la ética entre sus mitos fundacionales, opta, en un momento dado, por la conveniencia que conduce a la corrupción.

El libro descubre al lector español lazos de sangre. Seguramente, algunas de las sutilezas que se constatan en los mandatarios priístas serían muy útiles para la corrección de los métodos de capataz de algunos de nuestros políticos. La calidad de la prensa debería medirse por su actitud ante la disyuntiva de Koestler, pero, claro, tal diagnóstico podría precipitar su muerte, algo que el norteamericano Philip Meyer, autor de The vanishing newspaper (U. Missouri Press, 2004), ha vaticinado para 2040 si antes no corrige su degradación ética y la pérdida de credibilidad. El libro mexicano advierte que la normalidad ficticia que ampara el negocio de las relaciones del poder se descubre tarde o temprano, destilada por la mala conciencia de quienes, en un momento dado, optaron por la conveniencia frente a la ética.

martes, septiembre 18

Hallazgos


En Poca Madre News


El investigador y escritor Jacinto Rodríguez Munguía, presentó su libro La Otra Guerra Secreta, donde revela sus hallazgos en el Archivo General de la Nación sobre la relación de complicidad de los más importantes medios de comunicación y de información con el poder político para ejercer acciones propagandísticas que llevaran al pueblo a ser controlado por esa tiranía que, quisiera poder decir, se acabo en el año 2000 al perder el PRI la presidencia de la república pero que por desgracia se mantiene hasta nuestros días. Los hallazgos provienen de los años 60 hasta principios de los 80, sin que esto quiera decir que ya no siguieron haciendose estos arreglos entre el poder político y el poder mediático en los años posteriores, lo que puedo concluir es que ya para los años 80 (si es que no desde antes) el pueblo estaba tan bien aleccionado que simplemente era continuar con la la dosis de la misma receta, e insisto en que continúa hasta la actualidad, o me va a decir cualquiera de ustedes que cree que la mayoría de los medios son objetivos y veraces, que tienen un compromiso con el auditorio más que con el poder político o empresarial, tal vez son contados los medios y los periodistas que pueden ser confiables y eso hasta cierto punto, uno nunca sabe, yo no metería las manos al fuego por ningún periodista, por más creible que me parezca hasta el momento. Lo que si está pasando es que ya nos estamos dando cuenta por donde va el juego y sólo espero que no sea demasiado tarde para buscar maneras de contrarrestarlo, debemos ser más críticos de lo que se nos dice en la radio, la prensa, la televisión y otros medios como el Internet, no está de más ser desconfiados, dice el refran que “hombre prevenido vale por dos”, pero propongo ir más allá, y es que una de las cosas que ha conseguido está propaganda es dividirnos, siguiendo el famoso “divide y venceras”, entonces digo; “hombres unidos valen muchisimo más” y es que unidos tenemos poder, es decir, unámonos con nuestros vecinos, compañeros de trabajo y con toda la gente que podamos para defendernos de esos grupos que han llegado a adquirir un poder nunca visto en la historia del hombre, sólo así podremos enfrentarlos

Entrevista en Terra


Puedes verla en Video

Detenciones, desapariciones, torturas y crímenes


Con un inmenso saludo para Hugo.

La otra guerra secreta

Cosa difícil para un periodista hablar (mal) de algunos medios o de algunos colegas. El clásico aforismo propone que “dos aleznas no se pican” o, más chabacanamente: “Perro no come perro”.

Pero cuando hay que hacerlo, hay que hacerlo. Hay que armarse de valor y hacerlo.

Y lo hizo el periodista Jacinto Rodríguez Munguía, luego de varios años de hurgar en las entrañas del Archivo General de la Nación, donde está guardado un buen trozo de la historia reciente de México, no la de los libros de texto, sino la de los reportes de inteligencia y los partes de seguridad.

El resultado de sus varios años de investigación (que se me ocurre que parecen la labor de un minero metido todo el día en el socavón, a la espera del destello dorado que revela el filón de oro) acaba de ser editado por Random House, con el nombre de La otra guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder.

***

Durante la era de las dictaduras que padeció América Latina, metida con calzador en los vericuetos de la Guerra Fría, México presumía de tener un gobierno civil, democrático y de libertades.

Bueno… civil sí era.

Pero el control que ese gobierno supuestamente democrático y de libertades tenía sobre la prensa era digno de las más férreas dictaduras conosureñas.

Como señala Jacinto Rodríguez en la presentación de su libro: “Entre 1960 y 1980 América Latina vivió una larga noche de dictaduras, la mayoría de corte militar con consecuencias que hasta ahora se conocen: miles de detenciones, desapariciones, torturas y crímenes de lesa humanidad. En esos años en México el Partido Revolucionario Institucional presumía un gobierno civil y en democracia pero, al final de esa noche, con el mismo saldo: detenciones, desapariciones, torturas y crímenes de lesa humanidad. En ambos casos (gobiernos militares y priista) esto fue posible con la presencia/ausencia de un grupo social clave: los medios de comunicación.

Para el caso de México, ésta relación sería concebida por el gobierno como una tiranía invisible”.

***

Sabemos que los presidentes priistas, prácticamente todos, ejercían presión sobre los medios de muchas maneras: el otorgamiento o no de publicidad, los subsidios, las concesiones del espectro radioeléctrico o, más sencillamente, el flujo de papel a través de la Productora e Importadora de Papel (PIPSA).

El libro de Rodríguez Munguía detalla esas presiones y otras, provenientes del chantaje, del espionaje, de la intercepción de llamadas telefónicas, de los informantes…

Pero, lo que es peor, el libro también da cuenta de aquellos profesionales de la comunicación que se sometían voluntaria y gustosamente al yugo de la censura, tal vez en busca de reconocimiento o palmaditas en la espalda.

***

Cómo me gustaría que Jacinto Rodríguez Munguía usara la información que ha obtenido del AGN, en todos esos años de investigación, para elaborar esa otra gran historia que los mexicanos del siglo 21 estamos esperando (y, por favor, no me citen el libro de Jorge G. Castañeda): la de las entrañas de la Guerra Sucia, la de los grupos guerrilleros, sus orígenes y motivaciones y que respondiera la gran pregunta: ¿cómo se financiaban?

Ahí, don Jacinto, como cosa suya, ¿no?


Columna "Crónicamente" publicada en El Financiero el miércoles 5 de septiembre de 2007.

Más de la tiranía invisible

Columnistas
Tiempos de Nigromante
de Arturo Rueda

artrueda@laquintacolumna.com.mx

La subordinación de la prensa escrita

La prensa nacional no fue sometida por el presidencialismo mexicano, sino que los dueños de los medios y sus periodistas decidieron claudicar su labor crítica para beneficiar sus intereses. Así, el gobierno se sirvió de su predisposición para transformar a los diarios en agentes de la propaganda priísta que permitió “concebir un mundo dominado por una Tiranía Invisible que adopta la forma de un gobierno democrático”. Esta es la hipótesis del extraordinario libro La otra guerra secreta, escrita por el periodista Jacinto Rodríguez Munguía, que después de pasar año desenterrando folios desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad, logró documentar las complejas relaciones entre prensa y poder, que lo mismo incluía formas de presión clásica, como intervenciones telefónicas, así como intercambio de favores e incluso a la delación de compañeros del gremio para proteger la imagen presidencial durante los años de la llamada guerra sucia.



Cientos y miles de folios que retratan la sumisa relación entre prensa y poder quedaron guardados para la historia y hoy descansan en el Archivo General de la Nación. Ahí, el periodista encontró una carta del dueño de El Heraldo, Gabriel Alarcón, dirigida al Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, muy cerca del trágico 2 de octubre. El documento es una muestra de hasta que grado los propietarios de los medios eran capaces de arrastrarse ante el poder. Un carta que, sin duda, podría ser firmada y reconocida por muchos dueños, directores y comunicadores poblanos. Quizá, en el archivo personal de los últimos gobernadores Manuel Bartlett, Melquíades Morales y Mario Marín, se guardan esas pruebas del sometimiento. ¿Qué dirían esos documentos, si pudiéramos sacarlos a la luz pública?



Primero leamos la carta de Gabriel Alarcón:



Antes que nada, deseo expresar a usted que la amistad y la lealtad que le profeso, las antepongo a todo, y al exponer seguidamente mi actuación en los problemas estudiantiles lo hago para que no exista duda de mi buena fe y entrega a su gobierno, y muy especialmente a que respaldo abiertamente su actuación valiente sensata y patriótica. Usted, señor Presidente me conoce y sabe que no soy falso. Estoy lo mismo que mis hijos, con usted y respaldamos firmemente su actuación con nuestra modesta forma de actuar; pero le pedimos su orientación por lo que en seguido expongo.


Desde el inicio de los alborotos he estado personal y telefónicamente en contacto con lo siguientes colaboradores suyos: Lic. Luis Echeverría, quien me ha orientado e indicado líneas a seguir en cada caso externándome su conformidad con mi actuación. El pasado domingo le avisé de un movimiento promovido por redactores de El Día y Excélsior por el cual pretendían publicar en los diarios de la capital un desplegado firmado por los redactores de todos los periódicos. El mismo era de reproches al gobierno, por lo que procedí a advertir al Güero O`Farril y convencí a mis reporteros de lo desorientadora y antipatriótica que resultaría esa publicación y que no la apoyaran. El Lic. Echeverría me dijo que gracias a la información que en detalle le di se paró a tiempo este asunto y además se logro que un grupo de redactores <>, hicieran una publicación de apoyo al régimen. En ocasiones la orientación que me danos da la guía para noticia de ocho columnas.


C. Procurador de la República. Nos pidió se destacara, como lo hicimos, el acto de sabotaje en instalaciones de la CFE. Asimismo los retratos de varios aprehendidos y consignados. Personalmente me manifestó su satisfacción por nuestra forma de actuar.


Lic. Gral. Corona del Rosal. Al igual que los funcionarios antes señalados, nos ha orientado sobre la forma en que nuestras informaciones resultan negativas y la profanación a nuestra Bandera Nacional. Cabe aclarar que nosotros proporcionamos a otros diarios la foto del trapo que izaron en el asta bandera los estudiantes. En varias ocasiones me ha hecho saber que le ha parecido muy correcta y positiva nuestra forma de actuar.


Dr. Emilio Martínez Manautou. El jueves pasado me llamó a primera hora para felicitarnos por la forma en que se destacaba en primera plana la foto del Che y las aulas universitarias con nombres de líderes comunistas así como nuestra información gráfica. A Pregunta mía manifestó que le gustaba la forma en que estábamos ayudando al gobierno ccon nuestra información y la convivencia de seguir ayudando en igual forma.


Por último, en una reciente entrevista con el Lic. Agustín Salvat. Los dos revisamos todas nuestras publicaciones de los acontecimientos, las gráficas y las editoriales de El Heraldo y estuvo de acuerdo en que no se encontraba nada que pudiera interpretarse como negativo al gobierno y que por el contrario, nuestra política era francamente favorable y de apoyo al régimen. Se ofreció a comentarme diariamente nuestra información y hasta esta mañana todo le ha sido altamente satisfactorio.


Querido señor Presidente, por lo que le he expuesto a usted a grandes rasgos, puede usted ver que para hacer bien las cosas dentro de mi capacidad, me he valido de los consejos y observaciones y deseos de diversos funcionarios. Este fue un consejo que usted me dio. Hasta hoy ni uno sólo de ellos, nunca, me ha hecho un extrañamiento u observación que pudiera hacerme pensar que no estoy actuando con abierta parcialidad a su gobierno o incorrectamente con usted.


Sinceramente creo que mi lealtad y la de mis hijos están a prueba de cualquier duda. Le ratifico una vez más que creemos en usted, que tenemos fe y que hemos actuado lealmente. Por muchos años se nos ha criticado nuestra parcialidad y entreguismo. Pero le ratifico a usted que hemos sido, somos y seremos Díaz Ordacistas y agradecidos leales y sinceros con usted.


Sin embargo mucho le agradeceremos que si usted personalmente cree que nos hemos equivocado por favor nos los haga saber. Señor Presidente nos sentimos en un cuarto oscuro y solamente usted nos puede dar la luz que recitamos y señalamos el camino a seguir.


Lo saluda afectuosamente y se repite como siempre a sus órdenes atentamente su amigo Gabriel Alarcón.





Hasta ahí la cita. ¿Qué escribiría el dueño de un medio de comunicación poblano? ¿Un favorito del poderoso gobernador? Hagamos un ejercicio de parodia.



Sr. Gobernador: antes que nada, deseo expresar a usted que la amistad y la lealtad que le profeso, las antepongo a todo, y al exponer seguidamente mi actuación en los problemas que le ha causado la difusión de unas conversaciones obviamente trucadas, y en las supuestamente habla de la detención de una seudo periodista llamada Lydia Cacho, lo hago para que no exista duda de mi buena fe y entrega a su gobierno, y muy especialmente a que respaldo abiertamente su actuación valiente, sensata y patriótica. Usted, señor Gobernador me conoce y sabe que no soy falso. Estoy, lo mismo que mis hijos, con usted y respaldamos firmemente su actuación con nuestra modesta forma de actuar; pero le pedimos su orientación por lo que en seguido expongo.


Desde el inicio del escándalo he estado personal y telefónicamente en contacto con lo siguientes colaboradores suyos: Lic. Javier López Zavala, quien me ha orientado e indicado líneas a seguir en cada caso externándome su conformidad con mi actuación. El pasado domingo le avisé de un movimiento promovido por reporteros de varios medios que, un foro de libertad de expresión, convocado por el gobierno que atinadamente dirige, pretendían usar unas camisetas con la leyenda “Dios en el poder”. Sin duda, un acto de reproche infantil, por lo que procedí a advertir al Lic. Ismael Ríos y convencí a mis reporteros de lo desorientadora y antipatriótica que resultaría esa actitud y que no la apoyaran. El Lic. Zavala me dijo que gracias a la información que en detalle le di se paró a tiempo este asunto y además se logro que un grupo de directores “amigos”, hicieran una publicación de apoyo al régimen. En ocasiones la orientación que me da nos da la guía para noticia de ocho columnas.


C. Blanca Laura Villeda. Nos pidió se destacara, como lo hicimos, el perfil psicológico de la seudo periodista, y que obtuvo gracias a una filtración de la PGR. Ahí quedó muy claro que se trata de una mitómana, protagonista y psicópata que exageró todo con la intención de lastimar su prestigio. Personalmente me manifestó su satisfacción por nuestra forma de actuar.


Lic. Valentín Meneses. Al igual que los funcionarios antes señalados, nos ha orientado sobre la forma en que nuestras informaciones resultan negativas y la publicación de un peritaje hecho por un experto estadounidense, en el que no hay lugar a dudas de que aunque sí es su voz, en realidad no es su voz. En varias ocasiones me ha hecho saber que le ha parecido muy correcta y positiva nuestra forma de actuar.
Dr. Ricardo Velázquez Cruz. El jueves pasado me llamó a primera hora para felicitarnos por la forma en que anunciamos que la Suprema Corte lo declararía inocente, y del festejo que tenía preparado. Que lástima que esos ministros se prestaron al juego sucio de los conservadores de Acción Nacional. A pregunta mía me manifestó que le gustaba la forma en que estábamos ayudando al gobierno al gobierno con nuestra información y la convivencia de seguir ayudando en igual forma.


Por último, en una reciente entrevista con el Lic. Sánchez Galicia. Los dos revisamos todas nuestras publicaciones de los acontecimientos, las gráficas y las editoriales de XXXX (ponga el nombre del diario marinista que prefiera) y estuvo de acuerdo en que no se encontraba nada que pudiera interpretarse como negativo al gobierno y que por el contrario, nuestra política era francamente favorable y de apoyo al régimen. Se ofreció a comentarme diariamente nuestra información y hasta esta mañana todo le ha sido altamente satisfactorio.



Hasta ahí la parodia. Pero de ahí, hasta la ignominia.

lunes, septiembre 10

En Personae


un sitio de copiado restringuido.
Entrevista con Jacinto R. Munguía
Pero se agradece igual.

¿Qué sucedió en aquella paradójica época?




Miriam Canales


¿Qué sucedió en aquella paradójica época plagada de libertad, rebeldía y violencia en Latinoamérica? Las décadas de los sesenta y setenta fue la etapa de transición en la que la sociedad se vio inmersa como nunca en los cambios que se aprecian en la actualidad, resultado de conflictos, lucha y sangre como el caso de la guerra sucia en México.
El periodista Jacinto Rodríguez Munguía explora en “La otra guerra secreta” uno de los momentos más escabrosos de la historia contemporánea del PRI y las sospechosas relaciones de Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz con los medios de comunicación de la época. ¿Cuál fue su papel dentro del deber informativo? ¿Cómo actuaban los directores de los medios ante las atrocidades vividas? ¿Qué hicieron personajes de la talla de Julio Scherer y Manuel Buendía ante esa cruenta realidad insoslayable y sin embargo esquiva?
Un reflejo de cómo los medios dieron la espalda a la sociedad por una serie de canonjías ofrecidas por el gobierno. La demanda por la transparencia suena halagüeno en tiempos de revelación de verdades que han quedado a medias a través de la historia. Un caso cerrado en los archivos del gobierno y vigente en las venas abiertas de la sociedad.
La experiencia de Rodríguez Munguía le ha llevado a investigar otros temas relacionados con la secrecía política como el libro “Las nominas secretas de Gobernación” (2005). Su trayectoria en “Milenio Semanal”, “Reforma” “El Universal”, “La Revista” y actualmente en “Eme Equis” avala su trabajo. Cinco años le tomaron en esta investigación recopilando documentos del Archivo General de la Nación, recabando entrevistas con personajes, mientras unos hablaron, otros optaron por el silencio y permitieron que el mutis se transformara en especulación, tal como se calló en los tiempos de violencia e impunidad que tiñó de sangre las páginas de la historia.
Apoyada por la Fundación Prensa y Democracia de México A.C; donde Rodríguez Munguía fungió como becario de investigación durante tres años del lustro que duró la realización de este libro, es un recorrido por los ayeres olvidados, los crímenes sin castigar y el amasiato furtivo entre medios de comunicación y política, tema que dará mucho de que hablar más adelante.

Miriam Canales Ibarra
bella_de_dia19@hotmail.com

lunes, septiembre 3

Los numerosos instrumentos del gobierno






Los gobiernos mexicanos encabezados por los mandatarios Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976) usaron numerosos instrumentos para el control de la prensa lo que supuso otra “guerra sucia”, junto a la represión a disidentes, dice el investigador Jacinto Rodríguez Munguía. El también escritor acaba de publicar el libro La otra guerra secreta. Archivos prohibidos de la prensa y el poder (Random House Mondadori, 2007) en los que revela los sistemas utilizados por estos gobiernos, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), para “domesticar” a los medios de comunicación.
Tras varios años de revisión de miles de documentos oficiales, que fueron conservados pese a las órdenes presidenciales de destruir evidencias, Rodríguez relató cómo los gobiernos vigilaron puntualmente todas las expresiones de cada medio y de cada periodista.
El investigador explica que el gobierno dio todo tipo de facilidades a los medios y comunicadores “amigos”, como subsidios indirectos. La entrega de publicidad oficial fue otro de los mecanismos usados para apoyar o castigar a los periódicos.
Entre los casos más notorios de represión en la década de los 70 estuvo la desaparición del Diario de México o el boicot contra Excelsior cuando estaba dirigido por Julio Sherer, quien fue expulsado de ese periódico tras un golpe promovido desde el poder en 1976.
Asimismo, el libro de Rodríguez incluye copias de cartas, escritos de diversos periodistas, muchos de ellos aún activos, que revelan los vínculos cercanos que mantenían con los altos funcionarios.
En su investigación, el escritor recogió las evidencias documentales —oficios, fichas, notas y cartas— que demuestran cómo se controló y sobornó a comunicadores mediante la inclusión en nóminas secretas, entregas de dinero, regalos, privilegios, acceso a la información o favores personales, todo a cambio de ocultar temas incómodos para el gobierno.
El investigador recuerda que el gobierno tenía la regla de no guardar ni listas ni recibos de los pagos a periodistas, pero algunos funcionarios conservaron documentos sobre las cifras entregadas a medios y comunicadores en las que aparecen los nombres de los mayores diarios del país, algunos de sus directores, redactores y reporteros.
Entre los períodos de mayor control contra la prensa, Rodríguez cita el conflicto juvenil estudiantil en 1968, cuando el gobierno ocultó la información de las protestas masivas, de los actos de represión, encarcelamiento y desaparición de numerosos activistas.
En particular, los medios silenciaron o dieron sólo la versión oficial de la matanza del 2 de octubre de ese año, cuando el Ejército mexicano disparó contra un mitin de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en la capital, con un saldo de tres decenas de muertos, aunque informes no oficiales lo elevan a unas 400 víctimas mortales.
“Estamos hablando de los movimiento sociales más fuertes de los años 60, que se cerraron con el 2 de octubre del 68 y luego el surgimiento de una guerrilla, tanto urbana como rural que es totalmente invisible”, indica Rodríguez.
El autor considera que esa historia no se encuentra documentada en ninguno de los medios de comunicación de la época.
Asegura que esos métodos se mantienen hoy en día y considera que muchos medios mantienen una actitud crítica con el poder como arma de negociación.