viernes, septiembre 21

La corrupción de los medios


En Granada, España

En Huelva, España.

UNA investigación del periodista Jacinto Rodríguez Munguía –La otra guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder (México, Debate, 2007)– pone al descubierto la corrupción de los medios en México durante las tres últimas décadas del PRI. Apasionantes, por las miserias que se documentan, las transcripciones de conversaciones telefónicas, los cruces de mensajes y tantas pistas reveladoras de lo que Rafael Rodríguez Castañeda describió, en 1999, como Prensa vendida (México, Grijalbo).

Una de las consecuencias de la polifonía mediática, aduladora del poder y adormecedora del espíritu crítico, mantenida con subvenciones, publicidad institucional y otras regalías –algunos se enteraron no hace mucho de que los impuestos obligaban a todos– es que la prensa en México resulta ser hoy la más débil de América Latina. La circulación de sus diarios apenas alcanza 1,6 millones de ejemplares para una población de 110 millones, con un índice de difusión tres veces inferior al de Jaén, uno de los más bajos de Europa.

Tantos años de secuestro de la libertad, en una democracia fingida, aún dejan efectos en la debilidad de la opinión pública, de la que emergen voces de compromiso en el Parlamento, en la universidad y entre los mismos periodistas. Vinculan la construcción de la democracia a un nuevo estatus de los medios, entre ellos, la televisión que, en su día, le dijo al PRI que no eran necesarias emisoras públicas porque ella defendería el régimen mejor que nadie.

Rodríguez Munguía traza su excelente trabajo a partir de una provocación de Arthur Koestler en El rastro del dinosaurio, donde plantea la disyuntiva de todo individuo en un momento de su vida, que lo va a marcar para siempre, cuando afronta una situación que se puede resolver con firme actitud ética o mediante una postura de conveniencia. Traslada la cuestión a la prensa mexicana y observa que este medio, que exhibe la ética entre sus mitos fundacionales, opta, en un momento dado, por la conveniencia que conduce a la corrupción.

El libro descubre al lector español lazos de sangre. Seguramente, algunas de las sutilezas que se constatan en los mandatarios priístas serían muy útiles para la corrección de los métodos de capataz de algunos de nuestros políticos. La calidad de la prensa debería medirse por su actitud ante la disyuntiva de Koestler, pero, claro, tal diagnóstico podría precipitar su muerte, algo que el norteamericano Philip Meyer, autor de The vanishing newspaper (U. Missouri Press, 2004), ha vaticinado para 2040 si antes no corrige su degradación ética y la pérdida de credibilidad. El libro mexicano advierte que la normalidad ficticia que ampara el negocio de las relaciones del poder se descubre tarde o temprano, destilada por la mala conciencia de quienes, en un momento dado, optaron por la conveniencia frente a la ética.

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