jueves, octubre 2

Los muertos de Tlatelolco esperan

Cuarenta años después, los autores de la matanza del 68 en México siguen impunes y aún no se ha esclarecido la verdad

Autor:
Leticia Pineda
Fecha de publicación:
1/10/2008

Cuarenta años después de la matanza de Tlatelolco, sus responsables murieron o se hicieron viejos, pero ninguno ha pagado ante la justicia la brutal represión ocurrida el 2 de octubre de 1968 contra estudiantes mexicanos que dejó al menos 44 muertos. La impunidad es la línea que une a estos cuatro decenios largos. Impunidad asociada con la falta de esclarecimiento de la verdad.

El 2 de octubre de 1968 cientos de militares mexicanos dispararon cuando unos 8.000 integrantes del movimiento estudiantil se encontraban reunidos en la plaza de las Tres Culturas (o Tlatelolco) en la capital mexicana. La refriega duró hasta la medianoche, dejando un número indeterminado de muertos entre estudiantes, vecinos, militares y policías, así como 2.360 detenidos. La madrugada del 3 de octubre, un portavoz de la presidencia informó que había 20 muertos y 70 heridos, pero los medios internacionales y la CIA registraron unos 300 decesos. Tiempo después, el entonces presidente Díaz Ordaz dijo que fueron entre 30 y 40.

Los cinco presidentes del PRI que lo siguieron mantuvieron un hermetismo total sobre la masacre y solo en 1998 se formó una comisión legislativa que llamó a declarar, sin mayor repercusión, a Luis Echeverría, ministro del Interior en 1968 y después presidente de México.

«La investigación más cuidadosa la hizo Kate Doyle de The National Security Archive de Estados Unidos, que logró documentar 44 casos», dijo el investigador y promotor de la defensa de los derechos humanos, Sergio Aguayo. La Fiscalía Especial para Delitos del Pasado, creada en el 2003 por el Gobierno de Fox, investigó el caso. Como resultado, el ex presidente Echeverría es el único que se enfrenta a un arresto domiciliario por su avanzada edad, pero no por los hechos del 68, sino por la guerra sucia de los años setenta.

Ordaz murió en 1970, y Echeverría, por su edad, «había perdido el sentido de la realidad y hoy la perdió ya en serio», dice Jacinto Rodríguez, autor de 1968: todos los culpables, que salió a la venta esta semana. «La mayoría de los militares involucrados ya están muertos», agrega.

La Fiscalía trató de atribuir a Echeverría responsabilidades por el delito de genocidio, pero fue incapaz de acreditarlo jurídicamente. «Fox obstaculizó a la Fiscalía y se comprometió con el viejo régimen para darle una amnistía de facto», asegura Aguayo. Esta fiscalía especial fue disuelta en el 2006, y el seguimiento de los hechos de 1968 se relegó a una instancia de segundo nivel.

«El Gobierno de Calderón no habla de eso, no creo que esté dispuesto a colaborar y la evidencia de ese desinterés es que los archivos de la ex fiscalía están desaparecidos», agrega Aguayo. Sin embargo, los mexicanos aún pueden buscar «una justicia a partir de una verdad histórica y saldar la herida», sostiene Rodríguez. Legalmente, los delitos han prescrito, pero no caducaron ni social ni moralmente, por lo que hay margen para una comisión de la verdad.

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