viernes, marzo 20
Los ricos también lloran... 50 años de telenovelas en México
En El Observatorio purépecha
Vaya escándalo y berrinche que han armado los medios electrónicos de comunicación (radio y TV) por la aprobación de la reforma electoral en el Senado de la república. Ya varios comentaristas han escrito sobre el maravilloso reality show que organizaron el martes 11 de septiembre (fecha con carga simbólica) los empresarios de la radio y la televisión acompañados por sus empleados los presentadores y locutores de los principales programas de tales medios.
Coincidentemente en estos días he estado leyendo el libro La Otra Guerra Secreta, Los archivos prohibidos de la prensa y el poder, de Jacinto Rodríguez Munguía, publicado en la serie Debate de Random House Mondadori México. Creo que la lectura de esta obra nos permite entender mejor el fenómeno actual, las perversas relaciones que desde siempre se han dado entre el poder y los medios de comunicación en nuestro país.
El libro es el resultado de la investigación que su autor, periodista que ha trabajado en Milenio Semanal, Proceso y Emeequis, entre otros medios, realizó en el Archivo General de la Nación a partir de que se desclasificaron los archivos que durante años permanecieron como top secret de las administraciones priistas. A partir de su lectura se confirma lo que durante muchos años sólo se percibía o se sospechaba: la profunda imbricación que existía (y sigue existiendo) entre los gobiernos en turno y los medios de comunicación en nuestro país (incluyendo, desde luego, a los escritos: periódicos y revistas). (Ver aquí una nota de Lorenzo Meyer sobre este libro).
Y digo que sigue existiendo pues de qué otra forma se pueden entender varios hechos ocurridos ya sin el PRI en el poder ejecutivo: el Chiquihuitazo (que permitió a Fox cubrirse de gloria con el famoso: "¿y yo porqué?" cuando se exigía su intervención para frenar el acto delincuencial de TV Azteca al apoderarse de las instalaciones de CNI Canal 40); el decretazo mediante el cual la señora Marta Sahagún, por intermedio de su cónyuge, devolvió a los concesionarios el 12.5% del tiempo aire que estaban obligados a cubrir al Estado, como parte de sus obligaciones fiscales; la cancelación de adeudos fiscales de la Cooperativa Excélsior, claro, una vez que fue adquirida por uno de los empresarios consentidos del sexenio foxista, Olegario Vázquez Raña (quien, coincidentemente, hizo gerente de relaciones públicas del Hotel Camino Real Ciudad de México, de su propiedad, a Cristina Fox, la hija de Chente). Y así podríamos seguir hasta la aprobación unánime de la llamada Ley Televisa, que concedía a los concesionarios de radio y TV el uso, sin pago de derecho alguno, de la banda ancha que el desarrollo tecnológico posibilitó en el espectro radioeléctrico, con lo cual podrían ofrecer servicios adicionales, no contemplados en el título de concesión, incrementando estratosféricamente sus ingresos prácticamente sin invertir nada.
Lo que hace diferente a la relación actual entre los medios y el poder político a la de hace dos o tres décadas es que ahora el poder efectivo reside en los medios. La transición del autoritarismo a la democracia acotada que tenemos en la actualidad permitió que el equilibrio del poder se modificara y que cada vez sean más importantes (o al menos más visibles) los llamados poderes fácticos: los empresarios, los medios de comunicación, la iglesia, etc. Es impresionante leer en el libro de Rodríguez Munguía todas las disposiciones emitidas por la Secretaría de Gobernación para mantener los "valores" mexicanos frente a la amenaza comunista (en la que podía caber cualquier cosa que no gustara a los personeros del régimen) y las medidas utilizadas por las autoridades para garantizar la obediencia de los medios. Pero igualmente reveladoras resultan las evidencias duras de la anuencia y aun el gusto de los dueños de los medios y de gran parte de los periodistas por congraciarse con el poder. De alguna forma me hicieron recordar la película La vida de los otros, en la que se develan los mecanismos de control aplicados por la Stazi, la policía política de Alemania del Este, pero también la colaboración que muchos ciudadanos le prestaban para denunciar a quienes pensaban o actuaban de manera diferente a la oficial.
Y como los dueños de los medios de comunicación sienten que ahora son ellos quienes tienen el poder no soportan que se insurreccionen los legisladores y se atrevan a atentar en contra de sus multimillonarias ganancias, por lo cual han puesto el grito en el cielo y una campaña "por la libertad" en sus pantallas. De ahí la histeria que vemos, sobre todo en TV Azteca, en donde uno de los principales amanuenses, Sergio Sarmiento, llama a una cruzada nacional por la libertad y exige un referéndum, claro que dando un tiempo prudente para que las manipulaciones electrónicas puedan surtir efecto. Y ahí tenemos a Joaquín López Dóriga (a quien el oligofrénico Pedro Ferriz no se atrevería a llamar Joaquín López) convertido en un ardiente defensor de la libertad, sí pero de la libertad de sus patrones para seguir esquilmando y "entreteniendo" al pueblo mexicano.
México aún clama por justicia cuarenta años después de matanza de Tlatelolco
- El 2 de octubre de 1968, el Ejército disolvió a tiros un mitin estudiantil
Diversos sectores sociales demandan justicia por ese crimen que marcó a México y por el que nadie ha sido juzgado ni sentenciado
CIUDAD DE MÉXICO.- Cuarenta años después de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en la plaza de Tlatelolco, diversos sectores sociales demandan justicia por ese crimen que marcó a México y por el que nadie ha sido juzgado ni sentenciado."Emplazamos a todos los sectores sociales, a las fuerzas políticas, a las instituciones a dar una respuesta y reconocer que la masacre del 2 de octubre fue un crimen de Estado que debe ser juzgado", dijo el dirigente del "Comité del 68" y uno de los líderes de ese movimiento, Raúl Álvarez Garín.
Explicó que la demanda de justicia ha permitido el arresto domiciliario del ex presidente Luis Echeverría (1970-1976), quien entonces se desempeñaba como ministro de Gobernación del mandatario Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y que ha sido acusado de genocida por su participación en esa matanza y en la llamada "guerra sucia".
El 2 de octubre de 1968, el Ejército disolvió a tiros un mitin estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas en el barrio de Tlatelolco de la capital, en un hecho que causó unas cuatro decenas de muertos, según las cifras oficiales, aunque grupos civiles elevan la cifra de fallecidos a 400.
El juicio por genocidio contra Echeverría se ha aplazado desde hace dos años, después de que un juez ordenó la liberación de su arresto domiciliario por prescripción del delito, en una decisión que fue impugnada por el "Comité del 68" para reiniciar nuevamente el proceso contra el ex mandatario.
Álvarez Garín indicó que el caso por genocidio se llevará a los foros y tribunales internacionales, y en particular, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que den su fallo sobre los crímenes de lesa humanidad.
"No se puede exonerar a Luis Echeverría como se ha pretendido hacer, si a nivel interno no se resuelve lo llevaremos al ámbito internacional", indicó.
Señaló que una exigencia actual es reactivar a la fiscalía especial para los desaparecidos que había avanzado en la investigación de numerosos hechos de tortura y recordó que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha reconocido 270 desaparecidos, así como la presunta responsabilidad de 70 funcionarios.
"El comité del 68", que agrupa a diversos dirigentes del movimiento estudiantil, ha pugnado por el juicio penal y político contra todos los culpables de la matanza de ese año y ha preparado diversas actividades para conmemorar el 40 aniversario del 2 de octubre.
Cada año, las organizaciones civiles y políticas llevan marchan desde Tlatelolco hacia el Zócalo capitalino para recordar a las víctimas y para reiterar su exigencia de justicia.
El escritor Jacinto Rodríguez Munguía dijo en una entrevista con Efe que aunque se han escrito miles de cuartillas sobre el movimiento estudiantil, la sociedad aún espera una verdad que explique las causas de la matanza y se haga el juicio histórico de todos los responsables.
Rodríguez señaló que cuatro décadas después de esos acontecimientos han comenzado a revelarse algunos de los conflictos entre los grupos que se disputaban el poder en el proceso de transición presidencial, que finalmente fue ganada por Luis Echeverría.
El experto, quien escribió el libro "1968: Todos los culpables", dijo que el Gobierno de Díaz Ordaz contaba con toda la información sobre el movimiento estudiantil y la masacre pudo haberse evitado si no hubiera sido por la pugna por la sucesión presidencial.
"El 2 de octubre fue una arena donde se dirimieron los conflictos entre los principales generales y políticos", afirmó Rodríguez.
No obstante, la sociedad espera un reconocimiento por parte del Estado de su responsabilidad en esos hechos, e incluso reclama una valoración histórica del papel que jugaron los medios de comunicación, la Iglesia Católica y numerosas instituciones que callaron ante la violación de los derechos humanos.
La escritora Elena Poniatowska, autora del libro "La noche de Tlatelolco", indicó recientemente que ahora que se cumplen 40 años de esos hechos "es un problema que no se ha resuelto".
"Todavía no se conoce el número de muertos y cada vez se descubren más cosas sobre esta masacre, que es ignorada o, más bien, escondida por el Gobierno", señaló.
Investigando historias de periodistas
Los historiadores hemos usado a los medios de comunicación como fuente para hacer nuestras investigaciones. Son miles los libros que se han escrito usando la información contenida en periódicos para ello. Sin embargo, el estudio de la prensa en sí es algo relativamente reciente.
A los investigadores del ser humano en el tiempo nos interesa cada vez más saber
cómo se han elaborado los diarios, qué tipo de relaciones se establecían entre los trabajadores de la prensa, cuáles eran los variados discursos que un sólo diario podía contener y la manera en que éstos cambiaron con el paso del tiempo.
Por supuesto que una parte fundamental del estudio historiográfico de la prensa radica en conocer sus relaciones con el Poder. Es muy interesante investigar los encuentros y desencuentros con los poderosos de su tiempo, y la manera como esta relación se institucionalizó hasta llegar a lo que vivimos el día de hoy.
Uno de los mejores lugares donde se investiga el pasado de la prensa mexicana es el seminario Periodismo, Historia y Sociedad en México, el cual tiene como sede en Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y es coordinado por la Dra. Ana María Serna.
El seminario nació en 2005 como un intento de vincular a periodistas e historiadores interesados por analizar la evolución de la prensa en México. Este seminario se reune una vez al mes para discutir un texto enviado por alguno de los participantes. En estos cuatro años, ha contado con la participación de destacados historiadores y periodistas, como Antonio Saborit, Ricardo Pérez Montfort, Alberto del Castillo y Marco Lara Klahr, entre muchos otros. También participó Jacinto Rodríguez Munguía, presentando una parte de su famoso libro La otra guerra secreta: los archivos prohibidos de la prensa y el poder.
En el seminario se han analizado textos con muy diversos temas: ha habido sesiones sobre las historias de periódicos como Excélsior y Unomásuno, de revistas clásicas como Hoy y Rotofoto. También se han discutido avances de investigaciones sobre otra clase de temas, como la radio a principios del siglo XX, la difusion de las ideas liberales en México luego de la Guerra de Independencia, el Festival Musical de Avándaro de 1971 visto por la prensa de su tiempo, y otros más.
El seminario tiene por objetivo contribuir al estudio de la prensa mexicana y de este modo colaborar con publicaciones y proyectos que contribuyan a entender mejor cómo se ha desempeñado el oficio periodístico en nuestro país. Como señala Ana Serna: "creo que la prensa y el periodismo son herramientas esenciales para una sociedad democrática como la que estamos tratando de construir, y por eso espero que colaboremos a historiarlas".
Cuando hay que hacerlo, hay que hacerlo
Pero cuando hay que hacerlo, hay que hacerlo. Hay que armarse de valor y hacerlo.
Y lo hizo el periodista Jacinto Rodríguez Munguía, luego de varios años de hurgar en las entrañas del Archivo General de la Nación, donde está guardado un buen trozo de la historia reciente de México, no la de los libros de texto, sino la de los reportes de inteligencia y los partes de seguridad.
El resultado de sus varios años de investigación (que se me ocurre que parecen la labor de un minero metido todo el día en el socavón, a la espera del destello dorado que revela el filón de oro) acaba de ser editado por Random House, con el nombre de La otra guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder.
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Durante la era de las dictaduras que padeció América Latina, metida con calzador en los vericuetos de la Guerra Fría, México presumía de tener un gobierno civil, democrático y de libertades.
Bueno… civil sí era.
Pero el control que ese gobierno supuestamente democrático y de libertades tenía sobre la prensa era digno de las más férreas dictaduras conosureñas.
Como señala Jacinto Rodríguez en la presentación de su libro: “Entre 1960 y 1980 América Latina vivió una larga noche de dictaduras, la mayoría de corte militar con consecuencias que hasta ahora se conocen: miles de detenciones, desapariciones, torturas y crímenes de lesa humanidad. En esos años en México el Partido Revolucionario Institucional presumía un gobierno civil y en democracia pero, al final de esa noche, con el mismo saldo: detenciones, desapariciones, torturas y crímenes de lesa humanidad. En ambos casos (gobiernos militares y priista) esto fue posible con la presencia/ausencia de un grupo social clave: los medios de comunicación.
Para el caso de México, ésta relación sería concebida por el gobierno como una tiranía invisible”.
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Sabemos que los presidentes priistas, prácticamente todos, ejercían presión sobre los medios de muchas maneras: el otorgamiento o no de publicidad, los subsidios, las concesiones del espectro radioeléctrico o, más sencillamente, el flujo de papel a través de la Productora e Importadora de Papel (PIPSA).
El libro de Rodríguez Munguía detalla esas presiones y otras, provenientes del chantaje, del espionaje, de la intercepción de llamadas telefónicas, de los informantes…
Pero, lo que es peor, el libro también da cuenta de aquellos profesionales de la comunicación que se sometían voluntaria y gustosamente al yugo de la censura, tal vez en busca de reconocimiento o palmaditas en la espalda.
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Cómo me gustaría que Jacinto Rodríguez Munguía usara la información que ha obtenido del AGN, en todos esos años de investigación, para elaborar esa otra gran historia que los mexicanos del siglo 21 estamos esperando (y, por favor, no me citen el libro de Jorge G. Castañeda): la de las entrañas de la Guerra Sucia, la de los grupos guerrilleros, sus orígenes y motivaciones y que respondiera la gran pregunta: ¿cómo se financiaban?
Ahí, don Jacinto, como cosa suya, ¿no?
Por una ley de transparencia
* La Constitución de la República Bolivariana, la Ley de Procedimientos Administrativos y la Ley sobre el Estatuto de la Función Pública amparan el acceso a la información pública y las sanciones de los funcionarios que las incumplan.
Por Venezuela, los ponentes fueron los colegas Alfredo Meza (co-autor del libro “El acertijo de Abril”) y actual editor de la revista PODER en nuestro país. E igualmente el periodista Ewald Scharfenberg, Director Ejecutivo del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS), colaborador de medios locales y de revistas como Gatopardo, Exceso y Contrabando.
Ambos se refirieron a la libertad de prensa y el derecho a la información en Venezuela, dejando claro que definitivamente hay una defensa a ultranza de las dos parcelas políticas en el país, visiones que uno detectaba fácilmente al escuchar o ver un medio de comunicación.
A muchas conferencias de periodistas extranjeros a las cuàles hemos ido como oyentes, siempre nos ha llamado en especial la atención las ponencias de los periodistas mexicanos, colombianos y españoles. Por alguna razón u otra siempre logran “engancharnos” con sus temas, denuncias y propuestas.
El colega mexicano hizo una fuerte crítica a los medios de comunicación que están cerca del poder y resaltó su inquietud con una pregunta: ¿Qué se puede esperar?.
Hizo severos cuestionamientos a la gestión saliente de Vicente Fox por lo despilfarrador que fue conjuntamente con su esposa Martha Sahagún:¡Compraban toallas a precios escandalosos de 400 dólares cada una!.
Refirió que los salarios de los funcionarios públicos de alta y mediana jerarquía en México eran ofensivos: “ Tanto en México, como en cualquier país de América Latina los salarios de estos funcionarios deben estar a la vista de la gente en general. No pueden ser un secreto de estado. Hay que enfrentar a la corrupción, porque la misma es muy peligrosa en el aparato estructural del poder”.
Los periodistas deben tener acceso a los documentos públicos, y se te dicen que nó, preguntar ¿por qué?, y solicitar luego un amparo. Los periodistas y la gente en general tienen el derecho de saber cuánto ganan los funcionarios públicos.
Es de destacar que Jacinto Rodríguez Munguía (México), es un periodista investigador de la Revista Eme-equis de México. Autor del libro Autor de La Otra Guerra Secreta: Los archivos prohibidos de la prensa y el poder, obra basada en solicitudes de información pública. Conferencista en foros internacionales sobre periodismo anticorrupción; archivos secretos y periodismo y ley de acceso a la información, entre otros temas.
El libro del colega mexicano: La Otra Guerra Secreta
Nunca hubo una época en el que la prensa haya estado más lejos de la sociedad como durante los años duros del 68 y la Guerra Sucia, cuando propietarios y reporteros de medios escritos, radio y televisión decidieron dar la espalda a los ciudadanos y actuar en connivencia con las altas esferas del poder para ocultar los hechos, para difamar a los opositores, para halagar y endulzar los oídos de los ocupantes de Los Pinos y de Bucareli.
• Los estudios, los ensayos, los documentos elaborados al más alto nivel de la estrategia de propaganda política y mediática: la estrategia del rumor, el control vía publicidad y otros mecanismos institucionales. Cartas de los empresarios de los medios, etc.
“Ahí estaba la prensa nacional… y no hizo nada”. (Entrevista con Jacinto Rodríguez Munguía)
Jacinto Rodríguez Munguía ha sido reportero de diversos medios de comunicación y actualmente forma parte de la revista EmeEquis. Durante la XVII Feria Internacional del Libro de Monterrey presentó su libro La otra guerra secreta, un análisis de la relación entre la prensa y el poder durante los años sesenta y setenta: La era del plomo, la era de la guerra sucia. El periodista comparte en entrevista su visión de una prensa que ignoró su misión de dar cuenta de los truculentos hechos de aquellos años, como el 2 de octubre de 1968 o el combate a la guerrilla.
La otra guerra secreta se inserta en el marco de la recuperación de la memoria del pasado. ¿Qué aporta esta obra a la historia de la guerra sucia?
Tiene muchas virtudes, una de ella es que por primera vez se logra documentar la relación entre la prensa y el poder, tantas veces mencionada y tantas veces cuestionada. En este caso la respuesta la dan los documentos, miles de documentos localizados en un acervo abandonado, olvidado, que estaba condenado a ser destruido, como lo indican algunos documentos: “Que se destruyan”. Alguien olvidó destruirlos y se quedaron los acuerdos, las formas de control de parte del Estado, el cómo se daban las concesiones, las bitácoras de reuniones entre empresarios de medios de comunicación y secretarios de gobernación o presidentes de la República. Documentación que revela toda la parte que no conocemos de lo que era la prensa y el poder.
Tenemos libros más desde la anécdota, más desde la recuperación hemerográfica, pero no teníamos una referencia documentada: cartas originales, documentos originales de recursos que se daban a los medios de comunicación, que se daban a periodistas; se trata de materiales que le dan una vuelta a la relación que conocíamos de prensa y poder, y cómo esa relación terminó afectando o teniendo un efecto en muchos momentos claves de la historia de México. No se queda en el mero asunto de la prensa y el poder, sino aborda cómo esa relación tuvo un efecto concreto en grandes silencios que hasta hoy existen en el país.
¿Dónde encontraste estos documentos?
En el Archivo General de la Nación, en un acervo sin un orden, sin una lógica: cajas llenas de papeles. Se trata de una busqueda de años: el libro tomó cinco años de trabajo y por lo menos tres de estar checando papel por papel. Además, sin saber que ahí estuviera; nunca creí que esa información ahí estuviera, soy el primer sorprendido, y tan es novedosa que ya a estas alturas se acabó la primera edición y venimos a la Feria del Libro de Monterrey con la primera reimpresión. Como digo, no es sólo es el asunto de la prensa y el poder, cruza también por la historia, la cultura y procesos de México de por lo menos dos décadas. A partir de esta información se modifican diversas interpretaciones de lo que pasó. El sesenta y ocho, por ejemplo, tiene otra lectura a partir de los documentos; la guerra sucia tiene otra lectura, el asesinato de Garza Sada tiene otra lectura también a partir de los documentos. Muchos momentos de dos décadas, claves de la historia de México, cuentan con otras lecturas a partir de estos documentos. Que se dan sobre dos grupos claves: el poder y la prensa. Mucho de lo que está pasando actualmente con la prensa tiene su origen en esta época. Y ahí están sus respaldos, ahí están sus cartas, sus acuerdos, lo que costó el silencio, lo que costó decir ciertas cosas, y sobre todo están los personajes. La historia la hicieron personajes de carne y hueso, no es una historia hecha de héroes y villanos, cruza por todos los claroscuros. Los grandes personajes, los grandes periodistas que conocemos terminan siendo seres humanos. Creo que no ofendo a nadie al decir que los mitos del periodismo se desvanecen con el libro. Siguen siendo periodistas, pero ya no mitos. Y creo que eso es importante, dejar de vernos como un poder, como grandes mitos, como un gran poder que puede llevarse de tu a tu con el del Estado. Este libro da cuenta de que esa actitud que tuvimos durante muchos años nos hizo daño como oficio, como grupo de trabajo, y ese mismo daño se le hizo a la sociedad.
Finalmente así es, el periodista es humano también…
Es más humano de lo que uno se niega a ser cuando andamos con esa idea del “cuarto poder”, de que somos un gran poder. Lo que ocurre cuando vemos estos documentos es que vemos a un ser humano. A periodistas de carne y hueso. Que se equivocaron, que lo que han contado no es del todo cierto. Que lo que nos han dicho que ocurrió así, los documentos -sus documentos, sus cartas, sus conversaciones telefónicas- los desmienten, y cuando uno los busca y les pregunta o lo aceptan o guardan silencio. En este momento lleva ya dos meses el libro y no hay uno solo que haya desmentido lo que está ahí, que haya dicho que no es cierto. Está ahí, es su historia, pero al mismo tiempo es la historia de México.
Hablamos entonces de muchos personajes que están con vida actualmente.
Muchísimos, tanto políticos como de los medios de comunicación. Son finalmente las mismas empresas. Ok, tenemos empresas nuevas y hay muchos medios nuevos, pero las grandes, empresas, salvo una que otra, son las mismas. Es decir, ahí están sus orígenes, parte de su poder. Empresas periodísticas, medios impresos, de radio y televisión. Son la continuidad de líneas de familia. No me atrevo a decir este nombre o el otro para no dejar fuera a algunos, pero es esa misma línea. Si uno ve lo que está pasando a raíz de la Reforma Electoral, es nada más cuestión de echarle una hojeada y darse cuenta de que son los mismos, y que lo que decían hace veinte o treinta años, y lo que hicieron, es totalmente opuesto a lo que dicen ahora. No es un libro cómodo, es un libro incómodo, es un libro que, me lo han dicho, se lee a escondidas en las redacciones, pero lo están leyendo y ya ha creado un debate por que no hay manera de contradecir a sus propias historias. ¿Cómo puede decir Jacobo Zabludovsky algo contra sus propias cartas, originales y firmadas, enviadas a Echeverría después del dos de octubre del 68? ¿Cómo contradices algo que está ahí? El libro tiene todas las fuentes, todos los lugares donde se consiguieron los documentos, fechas precisas. Es debatible todo lo que está ahí, por supuesto, pero en esencia cuenta una parte de la historia de México que no conocíamos. El libro abre puertas, no cancela, no cierra circulos, y esperaría que vinieran muchos otros libros.
De este mundo periodistico de los años setenta que descubres en los documentos, ¿qué ha cambiado respecto al actual?
Tenemos un mejor espacio, mejores posibilidades y sí depende mucho de nosotros. Si asumimos que no somos un “cuarto poder”, que no somos un poder paralelo al poder político, eso nos lleva a responsabilizarnos de nuestros actos, nos obliga a pensar en función de qué es lo que hago, para quien lo hago y cómo lo hago. Ya no es fácil en la medida en que tenemos mayores posibilidades de expresión, nos obliga a ser más responsables. Ahí sí va de la mano. Ya no podemos ser solamente el interlocutor del poder, legitimar al poder y que el poder nos legitime, que fue la fórumula perfecta. Yo te legitimo, yo hablo contigo solamente y tú hablas conmigo. Al romperse esa formula tenemos que mirar al otro, tenemos que mirar a la sociedad. A mi me agrada, con todo y las estrdencias que de repente vemos en los medios de todo tipo y en los empresarios etcétera, el momento que viven los medios en relación al poder y la sociedad. Parece que es de los mejores. De cómo resulte, de lo que venga no sé, depende de individualidades, pero también de cuestiones políticas, de empresarios, pero de que tenemos mejores oportunidades de hacer un periodismo mejor, más comprometido con la gente, de verlo como un servicio más que un poder, de eso no me cabe duda. Creo que cuesta más retroceder y volver a aquellos años de negociaciones ocultas, que hacer otro tipo de periodismo. Es lento, lleva tiempo, algunos años y quizá nunca lleguemos a un periodismo ideal, tampoco me engaño, no hay un periodismo ideal en ninguna parte del mundo, pero sí podemos hacer otro tipo de periodismo, o por lo menos muy distinto al de estos años.
Últimamente se habla mucho del pasado. Hubo ya una fiscalía fallida especializada en los crímenes del pasado. ¿Crees que este libro pueda aportar algo en cuanto a incriminar o esclarecer esas deudas de la guerra sucia?
No creo, aun cuando los documentos tendrían que servir para la fiscalía que ya no existe, pero que si se hiciera, como espero que se de otra vez una revisión de esa parte, los documentos pueden servir. A mi no me interesa mucho eso, no me interesaría sino aportar a esa busqueda de lo que pasó en esos años. De hecho el libro lo están usando muchos grupos sociales para la revisión nuevamente de esta etapa, y hay como un argumento de que sí hubo una decisión desde el poder de callar ciertos puntos clave de la historia de México. En ese sentido, el libro sí aporta, está brindando herramientas históricas y documentales para que la revisión que se dé, porque tarde o temprano se ha de seguir revisando lo que pasó, y espero que el libro apoye en algo. Como trae todas las referencias de los documentos, hasta donde sé, se están volviendo a consultar muchos documentos de los que aquí se hablan. No quiero exagerar de que sea un libro obligado para la revisión de la historia, pero por ahí pasa. Un dato que me sorpreende mucho es que varias universidades de Europa me lo han pedido para lo que ellos llaman “entender la arqueología del poder y la cultura en México”. Ha tenido un eco extraordinario en la academia, y el trabajo pretende ser lo más riguroso posible; eso da una confianza de que el material que está ahí se puede consultar y puede servir para revisar el pasado pero también para el espacio de las universidades.
Por último y por poner un ejemplo, ¿qué nueva lectura propone La otra guerra secreta acerca del 68?
Que hubo en efecto lo que tenía como sospecha, de que se construyeron una serie de escenarios, de cortinas, de silencios, y que no fue solamente desde el poder -y creo que es esto lo que le da la vuelta a la historia un poco- que se construyeron esos silencios, y que no necesariamente se hicieron bajo la fuerza del estado o de la presión de “o te quito el papel, o te quito la concesión, o no te doy esto”.
No hubo entonces una negociación…
Creo que la parte que ha incomodado mucho, y que le da un giro a la tuerca de la historia, es que en algunos casos ni fue necesario; y que en la gran mayoría de los casos los medios, los dueños de los medios, los periodistas de esa época no sólo callaron por voluntad propia, sino que además aplaudieron las decisiones. Sus documentos, los documentos que están ahí dan cuenta de ello: cartas de felicitación, donde entiendes por qué no hubo una denuncia. Si en el 68 no hubieran estado cerca los Juegos Olímpicos, y no hubiera estado en el país la cantidad de prensa extranjera que estuvo en esos días, el 68 habría sido tan oscuro como fue la guerra sucia. Así de ese tamaño estaban los medios en esa época. No son los medios locales los que nos dan una ventana para entender el 68, son los medios extranjeros… y no hubo de otra, ya se había ventilado: cuando estaba ocurriendo algo en casa había muchos medios extranjeros.
Incluso muchos corresponsales que estaban el mismo dos de octubre en Tlatelolco…
Sí, no era la prensa local. La prensa local lo da a conocer y luego se vuelve una gran cortina de humo, y no hay continuidad en las investigaciones. Es lo mismo que sucedió en los años de la guerra sucia. Apenas estamos conociendo los efectos tremendos que se dieron en Guerrero, que se dieron en Guadalajara, en Monterrey, en Puebla, en Chiapas, en la Ciudad de México…
Sobre todo que por fin hay una presencia, por fin se habla de que sí hubo movimientos guerrilleros.
Así es, apenas hace unos quince o veinte años los documentos nos dicen que sí, que el estado los enfrentó y los aniquiló, y se fue contra ellos, y les mandó al ejército, lo cual era negado, porque en esa época no había una prensa extranjera que pudiera dar cuenta de ello. ¿Dónde estaba la prensa nacional? Ahí estaba, y no hicieron nada. ¿Por qué?
En: Unión Rebelde Zapatista
En las montañas de Guerrero fue el ejército, en la ciudad, la Dirección Federal de Seguridad. En los dos casos, el mismo objetivo: exterminar a los subversivos, a todo vestigio de guerrilla, a todo aquel que desafiara el poder del Estado.
En la versión sin "editar" del informe de la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado de la PGR que emeequis dio a conocer en su edición pasada, se encuentran muchas de las claves de las peores horas de la Guerra Sucia en México.
También está la otra cara de esos años, la de las ciudades donde se activaría también un fino mecanismo de Estado para espiar, infiltrar, controlar, detener, torturar y liquidar a cientos de mexicanos. La estrategia contra la guerrilla urbana fue quirúrgica. El Plan Secreto de Operaciones "Silenciador" muestra muchos de sus detalles.
Y, de nuevo, las palabras se amontonan, se enciman hasta formar un retrato oscuro de aquellos días: tiros de gracias, ejecuciones extrajudiciales, clavos calientes en las rodillas, desaparecidos, crímenes, orden de eliminación, tortura sicológica… la lista es larga, como los excesos.
Por Jacinto Rodríguez Munguía
La siguiente habrá de quedar como una de las imágenes más contundentes en la memoria de la Guerra Sucia del Estado mexicano: un inmenso y detallado esquema de la estructura de los grupos guerrilleros que Miguel Nazar Haro presumía sobre la mesa de la sala de juntas de sus oficinas de la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Una pieza armada por una mente meticulosa, una pieza de orfebrería en la que estaban retratados el miedo, el pulso y el aliento de la guerrilla urbana.
No había posibilidad de que algo estuviera fuera de control. En ese organigrama estaban, a detalle, la historia, los nombres, las líneas de las vidas y los destinos pinchados con alfileres.
Si la guerrilla se movía, Fernando Gutiérrez Barrios lo sabía; si la guerrilla planeaba un asalto, Miguel Nazar Haro lo sabía; si los guerrilleros hacían el amor, Luis de la Barreda lo sabía, si la guerrilla respiraba, Luis Echeverría, José López Portillo, todos, lo sabían. Controlaban las venas de la guerrilla urbana.
Mientras en Guerrero el ejército arrasaba poblaciones completas, en las ciudades eran otros cuerpos los que hacían el trabajo sucio. La Federal de Seguridad, la Brigada Especial o Brigada Blanca, el Grupo Jaguar y una selecta agrupación de militares, tenían como objetivo borrar de la tierra a los integrantes de la guerrilla urbana, en particular a la Liga Comunista 23 de Septiembre (la Liga), formada por varios grupos levantados en armas desde marzo de 1973.
Nazar Haro. Fue muy activa su colaboración con el ejército en la Guerra Sucia.
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Estos son fragmentos de las otras historias incluidas en la versión no censurada del informe sobre la Guerra Sucia elaborado por la fiscalía especial para investigar los crímenes del pasado de la PGR, que emeequis dio a conocer en su edición pasada. En esa versión, cuyo texto completo está disponible en la página web de este semanario ( www.eme-equis.com.mx), siguen sin leerse cientos de líneas de información inédita:
Ahí está, por ejemplo, el modelo seguido para romper los eslabones de la organización guerrillera de la Liga a partir de observar cómo se distribuía su periódico oficial, Madera. También se ilustran técnicas de tortura tan crueles como la siguiente: "Les clavan clavos calientes en las rodillas y los atormentan hasta arrebatarles su vida".
O los detalles de una estrategia refinada para eliminar a los integrantes de las organizaciones guerrilleras: El Plan Secreto de Operaciones Silenciador. Éste, cuya ejecución se encargó a militares y agentes de la DFS, tenía un objetivo: combatir a los guerrilleros, hostilizarlos, desarticularlos y aniquilarlos.
El informe, realizado por quienes hasta hace unas semanas eran investigadores adscritos a la Dirección, incluye una minuciosa descripción de cómo los agentes de la policía política de México, cuyos directores fueron Fernando Gutiérrez Barrios, Miguel Nazar Haro y Luis de la Barreda, armaron una red de informantes e infiltrados que le permitían saber todo de ellos.
Establecieron un sistema de vigilancia y cercamiento a las diferentes células que se generaban; sus agentes se ganaban la confianza de los activistas sociales y lograron penetrar las nacientes organizaciones armadas, hasta llegar incluso a sus órganos de dirección nacional.
"La presencia de agentes infiltrados tendría en la guerrilla objetivos como la identificación de los liderazgos nacionales, influir en las contradicciones internas y en la definición estratégica y táctica de sus decisiones", dice.
El mejor ejemplo de infiltración sería la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Revela el informe que durante la conformación de ese grupo, por lo menos dos agentes de la DFS participaron en su reunión constitutiva, e incluso uno de ellos formó parte del Buró Político de la Dirección, el mismo que tomaría parte en la decisión de ejecutar los secuestros del cónsul británico Anthony Duncan Williams y del industrial Fernando Aranguren Castiello.
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El informe establece a detalle la organización que seguirían en lo general los grupos guerrilleros y, en particular, la Liga, lo que en gran medida dificultó el control inmediato de la organización: "La forma y la disciplina partidaria adoptadas dificultan mucho la labor policíaca y militar de penetración, ubicación y eliminación de los elementos revolucionarios, pues no basta con detener y obligar a través de la tortura a dichos dirigentes a dar la información existente, pues no basta conocer cada uno de los pormenores del trabajo, lo que permite la fuga de los demás compañeros y la reorganización de los equipos y estructuras".
Pero ese muro se fue resquebrajando. Pronto detectarían, por ejemplo, la función que tenía el órgano oficial de difusión, Madera, como modelo de organización guerrillera.
Cuando la DFS, se explica en el documento, descubrió que la actividad de la Liga giraba en torno a la edición y distribución de Madera, diseña y perfecciona un sistema de operativos para ubicar, infiltrar y detener a los comités de prensa, en particular a sus consejos de redacción, que a partir de 1975, cuando se disuelve la Liga, se convierten en los verdaderos órganos de dirección de la organización.
"La DFS y luego la Brigada Blanca y el Grupo Jaguar, organizan a las diferentes corporaciones policiales y militares del país para detectar la 'repartiza' o distribución de Madera y contribuir a la eliminación de la LC23S… Para combatir su difusión y lograr la detención de los brigadistas desarticulando sus células, la policía monta rutas móviles de patrullas y helicópteros para darle gran movilidad a los agentes; detecta horarios y rutas en que los obreros circulan masivamente en las entradas y salidas de sus trabajos, así como de los transportes públicos, e incorporan a dichas rutas más policías de civil que simulan ser trabajadores que venden periódicos, frutas u otras mercancía; dotan de más patrullas, muchas de ellas sin logos que identifiquen a la corporación, que realizan rondines; incorporan agentes en fábricas, como trabajadores y en escuelas, como estudiantes, con la tarea central de observar los movimientos internos de centros laborales y educativos que van siendo detectados".
Cuando lograban detener a un guerrillero, el objetivo inmediato de la tortura era conseguir información respecto a los mecanismos de comunicación de las brigadas con los comités y de éstos con los órganos de dirección nacional.
Elena Poniatowska
Fox debe aceptar que el genocidio se maquinó desde el gobierno
Es obvio que el presidente Vicente Fox debe reconocer que desde el gobierno mexicano se maquinó la Guerra Sucia, así como debería reconocer que los hijos de Marta Sahagún hicieron negocios al amparo del poder.
Seguramente esto último no lo admitirá, ya lo ha estado negando, pero sí debe hacerlo con la Guerra Sucia. Sería un punto a su favor al final del sexenio, porque un presidente que reconoce actos como estos, ennoblece a un país. De no hacerlo, México perdería.
Luis Echeverría actúo como presidente de esa fecha, como un político del PRI de esos años. Y, como sea, ya ha sido sentado en el banquillo de los acusados, se le han amargado sus últimos días de vida.
Respecto al ejército no puedo generalizar, no puedo decir que todos los militares son culpables. Ellos recibían órdenes, finalmente. Pero existen otros que sí deben ser juzgados, como en su momento les ocurrió a Francisco Quirós Hermosillo y a Arturo Acosta Chaparro, generales, además, ligados al narcotráfico.
Desconozco si este informe será rasurado por el fiscal Ignacio Carrillo y al presidente Fox se le dará una versión ligth. No tengo ninguna información al respecto. La copia que yo tengo, me dijeron, era el original, el que iba a darse a conocer.
¿Qué debemos esperar después de este informe sobre lo ocurrido en Guerrero? Ponerle fin al autoritarismo. No queremos que ocurra otro Tlatelolco, no queremos gobernantes autoritarios que exterminen a sus opositores. Queremos libertad.
(Entrevista: Alejandro Almazán)
Las casas de seguridad, donde vivían los militantes profesionales y se almacenaban armas, explosivos y municiones, se convirtieron en uno de los objetivos prioritarios de la policía política. "La mayoría de estas casas es descubierta a consecuencia de los informes de la cadena de mando intermedia, tras sufrir una tortura brutal física y sicológica. Ubicado el domicilio, se montan operativos que contaban con una enorme superioridad de fuerza de asalto que culminan con el allanamiento de la vivienda a sangre y fuego; a pesar de la resistencia ofrecida por los moradores la mayoría de las veces caen con vida, son trasladados al Campo Militar Número 1 (CM1), torturados para obtener más datos que permiten ubicar citas y casas de seguridad, los cuales permiten a su vez nuevas detenciones.
"En función de su jerarquía o posible detención de algún alto dirigente, se daba la orden de eliminación —no se intentaba siquiera que los activistas se rindieran, sino se abría fuego directamente en contra ellos para asesinarlos y después presentarlos como muertos en combate—. Sus cadáveres presentan un tiro de gracia en la cabeza, que queda como claro indicio de su ejecución extrajudicial. Otros eran detenidos para ser trasladados posteriormente a una cárcel clandestina o al CM1, donde eran sometido a brutales sesiones de tortura, muchas de ellas hasta la muerte. Muchos quedaron como desaparecidos. Los pocos que sobrevivieron fueron encarcelados o recobraron su libertad después de permanecer desaparecidos muchos meses y han aportado su testimonio que permite documentar estos crímenes de lesa humanidad cometidos por la Brigada Blanca y otros grupos policiales y militares contrainsurgentes".
A pesar de sus intentos por impulsar tres focos guerrilleros revolucionarios rurales, como el denominado Cuadrilátero de Oro, en la confluencia de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango; otro en Oaxaca y uno más en Guerrero, la Liga difícilmente rebasaría los niveles básicos de organización. "En algunos casos, como en Guerrero, ni siquiera logro trascender la fase I, que tenía que ver con organizar, educar, infiltrar otras organizaciones… (La Liga) no pudo convertirse, por sus propias contradicciones internas, en el brazo armado del pueblo. Con la escasa fuerza que acumularon no tenía posibilidad alguna de ganar la partida, ni a la policía ni al ejército".
Fernando Gutiérrez Barrios.
Poseía toda la información sobre la guerrilla.
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La respuesta de los aparatos policíacos sería efectiva. "La policía se mueve con toda libertad para incomunicar, torturar, someter a todo tipo de vejaciones e incluso violaciones y presentar cuando quiera a los detenidos —sean rebeldes o sus familias o sus amigos detenidos—. Todos ellos fueron conducidos a cárceles clandestinas y cuarteles militares, particularmente el CM1. La LC23S ahonda su militarismo donde está en evidente desventaja en relación con el Estado. Descuida su trabajo político e incrementa sus operaciones de asaltos a bancos y establecimientos comerciales en Nuevo León, Jalisco, Ciudad de México y Durango. También continúa matando policías en las principales ciudades del país. Esta cadena delictiva por ambas partes produce más detenidos y muertos en combate".
El informe explica: a cada acción de la guerrilla se dio una reacción de mayor fuerza de los órganos de seguridad del Estado. La policía desarticuló brigadas completas en Durango, Sinaloa, Jalisco, Veracruz, Oaxaca. Las operaciones para aniquilar los reductos de la Liga se concentraron en Sonora y en Oaxaca, tanto en las ciudades como en la sierra.
Importantes dirigentes nacionales, como Carlos Rentería Rodríguez, fueron emboscados y muertos. Él, en junio de 1976. El combate contraguerrillero se intensificó en Jalisco y el DF. La Liga fue golpeada en varios casos con detenciones masivas, como la ocurrida en febrero de 1974 en Sonora cuando fueron detenidos 16 de sus militantes.
Peor aún, la condición de derrota que se vivía los llevó a la ejecución a sus propios compañeros, que fueron acusados de ser 'agentes de la policía'. La situación terminó siendo desastrosa para la Liga, a lo que se sumó el genocidio de sus integrantes detenidos y desaparecidos, como Rodolfo Reyes Crespo en diciembre de 1973. En noviembre de 1974, los operativos militares realizados en la selva de Chiapas y en la sierra de Sonora también desarticulan a la guerrilla rural emprendida por la Liga.
En esa ruta quedaría el rojo 14 de febrero de 1974. Esa tarde-noche, en menos de seis horas, guerrilla y ejército mostrarían sus fases más violentas. El primer golpe vendría de parte de la recién creada Brigada Roja, el grupo de elite de la Liga, que embosca a la escolta militar de resguardo del tren que circulaba por Xalostoc, Ecatepec. Unas horas más tarde, el ejército y agentes de la DFS toman por asalto la casa de seguridad de las Fuerzas de Liberación Nacional en Nepantla, estado de México. Ese mismo día se inicia en Chiapas la Operación Diamante para capturar a miembros de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), grupo donde se localizan los orígenes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Vendrían días de fugas y persecuciones y bajas permanentes en todos los frentes.
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Con la llamada Operación Ratonera, la DFS asestaría golpes efectivos a la Liga. El método era sencillo. Los agentes allanaban las casas de seguridad en la madrugada y, a pesar del enfrentamiento, ocupación y detención de los guerrilleros, el operativo pasaba inadvertido. Dejaban una guardia en el interior con el apoyo discreto fuera del domicilio y sólo era cuestión de esperar a que otros integrantes de la célula llegara a la casa y caer en la "ratonera". Con este método se daría el golpe más duro a la liga, cuando en Jalisco es detenido y asesinado el dirigente nacional Pedro Orozco Guzmán.
El informe es irrebatible: "Se enfrenta con los agentes y cae herido. Es trasladado a un hospital, donde, al ser detectada su verdadera identidad por Miguel Nazar Haro, es asesinado. Ni los heridos convalecientes o recién operados se salvan de los 'interrogatorios' de la policía".
En enero de 1974 se inflige otro golpe a la Liga: Salvador Corral García y José Ignacio Olivares Torres, dos de sus dirigentes político-militares más importantes, son detenidos en Mazatlán, Sinaloa, y luego trasladados al CM1. Ambos son torturados con variantes y nuevos métodos de los que se usaban en Guerrero. "Les clavan clavos calientes en las rodillas y los atormentan hasta arrebatarles su vida".
Un mes después aparece en Guadalajara el cadáver de José Ignacio y en Monterrey el de Salvador García. La policía filtra, entre los guerrilleros que estaban detenidos y luego liberados, la información de que las detenciones de éstos había sido resultado de la infiltración de sus agentes.
"Ante el activismo desplegado por la Liga, la DFS y el ejército reaccionan con una violencia desproporcionada. El 16 de julio de 1974 inician la cacería para detener y desaparecer a seis integrantes de una familia en Michoacán, la mayoría de ellos militantes del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR)".
Las muertes de Pedro Guzmán Orozco, de Ignacio Olivares Torres, de Salvador Corral García, entre otras, así como la ejecución de Manuel Gámez García, y la detención-desaparición de Ignacio Salas Obregón en abril de 1974 descabezan a la organización.
"El control y la eliminación de los guerrilleros se extiende a la propia penitenciaría. El 23 de mayo de 1974 es asesinado en la Cárcel Preventiva de la Ciudad de México el doctor peruano Pedro Miguel Morón Chiclayo, militante de la Brigada Roja. Nazar Haro lo había amenazado y sentenciado a muerte. Meses después, agentes de la DFS sacan de Lecumberri, donde se encontraba sujeto a proceso, a Wenceslao José García y lo desaparecen".
Las profundas contradicciones entre grupos guerrilleros en cuanto a tácticas y estrategias, objetivos y métodos de la guerrilla, llevan a la ruptura definitiva de la Liga. El informe lo ve así: "El carácter militarista y sectario que adoptó la condujeron a fracturas internas de su membresía y alejarse de la sociedad, los condujo a cometer errores estratégicos que posibilitaron la derrota de la guerrilla".
Llegó entonces una hora negra para los grupos armados. Entre 1974 y 1977 la Liga perdió en todo el país a muchos de sus cuadros militares más experimentados y su dirección nacional es desarticulada. Los grupos que la integran también son desarticulados temporal o definitivamente tras la caída masiva de cuadros, líderes y contactos. La Liga deja de tener producción teórica, los órganos de dirección quedan rebasados por las urgencias cotidianas y la presión policiaca los lleva a su terreno en que las acciones militaristas los minan al ser sistemáticamente golpeados.
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Para 1978 a los aparatos de represión les sobraba poder y hambre de violencia. Para entonces la Liga había entrado ya en su fase terminal, se fueron sobre los desprendimientos de guerrilla que comenzaron a darse.
Un caso que documenta este informe, novedoso para la historia, es la creación del Plan Secreto de Operaciones Silenciador. Según el reporte del entonces director de la DFS, Javier García Paniagua, hijo de Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa en octubre del 68, el Plan Silenciador tiene como objetivo aniquilar al grupo clandestino Unión del Pueblo, que operaba en Oaxaca, Guadalajara y el Distrito Federal.
Siguiendo del modelo de la Brigada Blanca diseñada por Miguel Nazar Haro para exterminar a la Liga, el comando ejecutor del Plan Silenciador estaría integrado por cuatro grupos antiterroristas.
Esta es su descripción: "Cada uno de los grupos se constituyó con diez elementos de la DFS, cinco de la Policía Judicial Federal Militar y diez por cada una de las zonas militares involucradas. Cada grupo estaría constituido por 25 elementos: en total 100 agentes…
"…Es un grupo distinto pero coordinado con la Brigada Blanca. Se les dio instrucciones de detener a los activistas de preferencia vivos para poderlos interrogar y obtener mayores informes de la organización, detectar militantes, simpatizantes y a sus dirigentes, para poder realizar nuevas detenciones… Se les dotó de una lista con el nombre de los principales prófugos de la UP; se les proporcionó los recursos financieros para cubrir todos los gastos económicos necesarios".
Lo que quedaría de la UP, devendría después en el Partido Obrero Clandestino Unión del Pueblo (Procup), haciendo alianzas después con el autodenominado Partido de los Pobres (PdlP) y estos a su vez, son parte de los orígenes del Ejército Popular Revolucionario.
Esta es la lectura que presenta el informe del papel de la Brigada Especial. Cuando la Brigada no podía ubicar a los militantes que se encontraban en la clandestinidad, secuestraba a sus familias, en particular al padre o a la madre, en algunos casos eran detenidos todos los familiares cercanos, de sangre y políticos y los convertía en rehenes del Estado. Les robaban sus pertenencias –al igual que con los detenidos cuando se catean sus casas– que le quedaban a la policía como si fueran "botines de guerra", con los que se justificaba el saqueo.
"Los detenidos eran vejados, torturados, chantajeados, amenazados, violados, robados, incluso unos mueren en medio del tormento. Cuando recuperaban su libertad, el daño moral, social, económico y sicológico estaba hecho ya para siempre. Ninguna autoridad se hacía responsable, a pesar de que se acudía a presentar denuncia, el sistema judicial ni siquiera aceptaba la querella. Impunidad total, dolor, resentimiento e impotencia. La justicia ha estado ausente".
Al final, el documento deja algunas reflexiones:
"A partir de 1975 las operaciones de contraguerrilla buscan no sólo desarticular a los grupos armados sino su exterminio. Los grupos rebeldes, bajo una visión del mundo colectiva, con normas de vida, estudio, propuesta político-ideológica, hábitos, moral y ética, lazos familiares y cultura claramente definidos, como grupo social, son combatidos con fuerza desproporcionada.
"A partir de ese momento, la Brigada Especial en particular, no intenta desarticularlos sino eliminarlos; los que caen en sus manos y son considerados como parte de la guerrilla dejan de ser puestos a disposición de autoridad judicial competente. Se les desaparece o los presentan como muertos en combate aun cuando hayan sido ejecutados extrajudicialmente.
"Ninguna autoridad judicial cuestiona la actuación de la policía y del ejército. El ejecutivo niega conocimiento de los casos, pero le otorga a la Brigada Especial total impunidad, apoyo económico y recompensas. La policía y ejército destinaron siete mil efectivos para realizar labores de investigación y detención de los militantes de la Liga".
La eliminación de una familia
El mismo guión de terror se aplicaría tanto a grupos como a los guerrilleros y sus familias. Eran las operaciones quirúrgicas contra la guerrilla, confía un sobreviviente. La suma de ejemplos en el informe es amplia, uno de ellos ocurrió Torreón, Coahuila, el 9 de abril de 1979.
En este, centenares de soldados y agentes de la Brigada Blanca, DFS, Policía Judicial Federal y Policía Judicial del Estado toman por asalto las casas de seguridad del MAR, donde se encuentran los profesores Humberto Zazueta Aguilar, Berta Alicia López García, Lorena Zazueta Aguilar, Tania Zazueta López (dos años de edad, hija de Humberto y Berta), Armando Gaytán Saldívar, Elda Nevárez Flores y Margarita Aguilar Villa.
"Todos son sometidos a brutales sesiones de torturas en el Campo Militar de Coahuila y posteriormente en el CM1. No se salva ni la pequeña Tania, que es atormentada con descargas eléctricas en todo su cuerpo en presencia de sus padres, a fin de que delaten toda la infraestructura material y humana existente de la organización".
Ese mismo día se montó un impresionante dispositivo para detener a los profesores Elín Santiago Muñoz y José Luis Martínez Pérez, dirigentes nacionales del MAR. La historia de José Luis, aunque fragmentada, debe rescatarse en este recuento, como ejemplo del resto de los casos que recupera el informe.
"En 1970 se incorporaría al naciente MAR; y de ahí una larga carrera dentro de organizaciones guerrilleras. "José Luis se casó con Laura Elena Gaytán Saldívar en 1975. Su hijo 'Inti' nace al año siguiente. Desde 1972 era buscado intensamente por todas las corporaciones militares y policiales del país. Su primer hijo, nacido de Armendáriz Ponce, como secuelas de lo que vivió su madre en la cárcel y resultado de las presiones durante años, se suicidó en los primeros años del 2000.
"En el transcurso de la mañana ambos caen en la trampa al llegar a la casa de seguridad. Elín Santiago Muñoz, que conducía el vehículo, murió acribillado detrás del volante mientras que José Luis logró salir del automóvil y responder a las descargas. Sus cuerpos, junto con los demás miembros detenidos de la dirección nacional del MAR y sus familias, fueron trasladados bajo un fuerte dispositivo militar al CM1, en la Ciudad de México.
"No les entregaban los cuerpos, que tenían secuestrados en el Servicio Médico Forense de donde fueron rescatados cuatro meses después por sus familiares, porque tenían el tiro de gracia. El saldo del operativo fue de dos muertos y nueve detenidos en cárceles clandestinas. No hay registro de que los bienes confiscados –un millón quinientos mil pesos en efectivo, diez carros y armas de distinto calibre– hayan sido puestos a disposición de autoridad competente por lo que se presume que fue 'el botín de guerra' de los comandantes de la Brigada Blanca".
(Jacinto Rodríguez Munguía)
Sergio Aguayo
La Femospp, epitafio desdibujado
La mejor imagen que tengo luego de la publicación del borrador sobre la Guerra Sucia, es la de un epitafio desdibujado y poco elegante del compromiso no cumplido por el Estado mexicano de dar verdad, justicia y reparaciones a la sociedad y a las víctimas de abusos a los derechos humanos.
Hay varias preguntas, algunas de ellas son: ¿por qué si el documento estuvo terminado desde diciembre, no había sido entregado a la procuraduría, ni a la presidencia: qué estaba esperando el fiscal?, ¿Qué? No lo sabemos. Mientras tanto, lo cierto es que el informe corría el riesgo de extraviarse o de ser corregido y así perder algo de la esencia con la cual había sido escrito.
Este documento salió, fue filtrado, lo que sea, desde la fiscalía a emeequis primero y después al New York Times y al Nacional Security Archive, hasta donde estoy enterado, porque gente del interior de la fiscalía no quería que el informe se perdiera en alguna gaveta; es decir, no tenían confianza en el fiscal para que éste realmente manejara el informe con la intención con la cual se había escrito. El informe fue un balde de agua fría para la fiscalía y para el Estado mexicano. Otras de las cosas que refleja la publicación de este borrador en México y medios internacionales como New York Times, es la descomposición dentro de la fiscalía. Lo otro y que no se debe soslayar, es que el informe es, en efecto, un borrador que está basado en documentos oficiales que esclarecen una serie de responsabilidades muy graves en el Estado mexicano.
Sólo le quedan unos meses al gobierno de Fox y ya no hay tiempo de hacer nada más, lo que podemos esperar es la intervención de la PGR para garantizar la integridad de los expedientes y archivos, porque con este desorden demostrado por la filtración, pueden perderse documentos fundamentales para reconstruir parte de la historia.
Posteriormente será necesario un comité de especialistas mexicanos y organismos internacionales que hagan una valuación de lo que hizo mal y lo que hizo bien la fiscalía, ya que una historia tan compleja requiere de un ejercicio interdisciplinario que dote de sentido la información. Si se quiere actuar responsablemente, la única salida que le veo es ésta y esperar el seguimiento que decida darle el siguiente gobierno.
¿Todavía puede reparar algo de estos fracasos el gobierno de Vicente Fox? No, ya se acabó el tiempo. Le quedan unos meses a este gobierno y apenas habría tiempo para sellar la fiscalía, para ponerle sellos de clausurado y que nadie entre ni salga, y nadie saque una hoja de papel, para hacer un inventario rigurosísimo de qué es lo que hay ahí dentro, para saber exactamente en qué se gastó dinero y a partir de ahí, eso es lo cuantitativo, esa es la parte simplemente de resguardar documentos que pueden ser… o testimonios que pueden ser fundamentales para reconstruir parte de la historia… es aquí donde regreso al punto de partida, este sexenio no cumplió ni verdad, ni justicia.
(Entrevista: Jacinto Rodríguez Munguía)
Miguel Nazar Haro fue construyendo este organigrama a partir de las confesiones arrancadas bajo tortura, aunque aseguraba que la base de este había sido confiscado a Ignacio Salas Obregón, uno de los fundadores de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Historia confidencial, las nóminas secretas de Gobernación
Jacinto R. Munguía, Limac, 2004
Investigación realizada a partir de los documentos de los aparatos de seguridad durante la Guerra Sucia, que desde 2002 se encuentran a disposición pública en el Archivo General de la Nación. El investigador da cuenta del uso que la Segob hizo del erario para solventar las actividades de la Dirección Federal de Seguridad y de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales: espionajes, persecuciones a civiles y nóminas secretas millarias cuya finalidad se desconoce. El libro reproduce manuales de adiestramiento y entrevistas a Florencio Salazar y Nicéforo Guerrero que, en la preparación del libro, aún detentaban cargos públicos.
Cementerio de papel
Fritz Glockner, Ediciones B, 2004
Novela de ficción donde el asesinato de una trabajadora del AGN puede esclarecerse a partir de los documentos que ahí se resguardan. En el viejo Palacio de Lecumberri, escenario de torturas durante el tiempo que funcionó como cárcel, vuelven a escucharse las historias que desembocan en la muerte.
Los patriotas, de Tlatelolco a la Guerra Sucia
Julio Scherer García y Carlos Monsiváis, nuevo siglo, 2004
Las acciones que el gobierno toma contra la guerrilla urbana son retomados por los periodistas, quienes además ofrecen pruebas del espionaje al que fue sometida la revista Proceso, aún antes de que el primer número se imprimiera. Un libro donde se mezcla la labor investigativa de Scherer con las remembranzas literarias de Monsiváis, quien se apoya en los textos de los escritores revolucionarios para indicar los orígenes de los horrores que, más de cincuenta años después, aún se perpetraban desde el poder.
La charola
Sergio Aguayo Quezada,
Grijalbo, 2001
La transformación de los sistemas de inteligencia mexicanos, desde sus inicios en 1918 y hasta principios del gobierno foxista, son detallados en este libro que se conforma tanto de expedientes del AGN, como del Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Historias como la persecución del disidente Rafael García Travesí, quien desde el extranjero ventilaba los vínculos entre funcionarios y narcotraficantes en el gobierno de Miguel Alemán. Las exageraciones que Fernando Gutiérrez Barrios imprimía a sus informes para sustentar la amenaza de la oposición izquierdista. El apoyo que Javier García Paniagua buscó en la DFS para postularse como candidato presidencial en 1982. Las restructuraciones en el Cisen en 1985 y sus deficiencias en 2000.
La publicación del informe sobre los movimientos sociales y los años de la Guerra Sucia en México que publicó en su pasada edición emeequis, generó durante toda la semana, opiniones desde todos los ámbitos sociales. Igual de la Presidencia de la República que de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales; igual de intelectuales que ciudadanos y se volvió referencia de una parte importante de la prensa, sobre todo internacional. Estas son algunas de esas voces, todas válidas, todas respetables.
1| "Esa fiscalía fue creada en 2002 por el presidente de México, Vicente Fox, para investigar violaciones a los derechos humanos. Y ese documento es el resultado de cuatro años de trabajo de la oficina de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, Ignacio Carrillo Prieto. El reporte aún no ha sido hecho público, a pesar de que sus autores —un grupo de 27 investigadores, historiadores y activistas de derechos humanos contratados por el fiscal en 2004 para redactarlo— lo entregaron al doctor Carrillo Prieto el 15 de diciembre".
National Security Archive
2|"El borrador divulgado el lunes no es oficial y no está terminado, por lo que la Presidencia de la República no lo avala". Rubén Aguilar, portavoz presidencial
3|Es una filtración. El señor (Carrillo Prieto) todavía no (...) estamos esperando a que se concluya un informe del fiscal para que sea entregado a la PGR, a la sociedad, al procurador; es un informe que aún no tenemos, ni el señor presidente sabe nada; estamos esperando a ver si el informe que nos presente coincide con el que se publicó. ''Vamos ya a investigar si (las filtraciones) provienen de averiguaciones previas en curso, porque pudiera haber, incluso, violación de secrecía de la averiguación previa y de reserva. La PGR va a investigar qué tipo de informe es, porque no hemos pedido ningún tipo de información ministerial (a Carrillo Prieto), para garantizar la independencia de la fiscalía''. Daniel Francisco Cabeza de Vaca, procurador general
de la República.
4|El organismo de derechos humanos indicó que el material recopilado por la Femospp es importante, porque contiene documentos oficiales de los mismos militares, los cuales incluyen información sobre las operaciones realizadas en Guerrero durante las desapariciones, evidencias de que los soldados detenían a civiles, la identificación de unidades militares implicadas en las operaciones, así como la afirmación de que el entonces secretario de la Defensa, Hermenegildo Cuenca Díaz, estaba al tanto de las aprehensiones. Organización Human Rights Watch
5|En esa época, los ''ciudadanos fueron frecuentemente expulsados de la participación cívica por un gobierno decidido a mantenerlos en la oscuridad. Información era poder, y el derecho a la información no existía para los hombres y mujeres mexicanos comunes''. Kate Doyle, directora del Proyecto México del Nacional Security Archive
6|"Este recuento histórico dista de ser completo, el mismo informe lo reconoce. Sin embargo, demuestra que existe evidencia contundente para procesar estos casos atroces".
José Miguel Vivanco, director de Human Rigths Watch (HRW) para las Américas
7|"No, porque no es oficial ni es formal ni es un documento que esté a disponibilidad de la opinión pública. Lo que sí te puedo decir es que la fiscalía especial terminó su tarea, muy amplia, muy profunda, la presentó ante el juez y finalmente la Suprema Corte decidió que ya habían vencido los plazos, puesto que estos temas llevan 25 años de vigencia". Vicente Fox, en entrevista con el corresponsal en México de la BBC Mundo
8|El informe que da cuenta de vuelos de la muerte, torturas y detenciones ilegales perpetrados por militares durante la guerra sucia "carece de validez, puesto que no ha sido presentado de manera formal".
Daniel Cabeza de Vaca, procurador general de la Rapública
9|"Es un documento valioso, el borrador representa un adelanto del conocimiento histórico de los hechos durante la Guerra Sucia, que representan cuatro años de investigación documental histórica".
Ignacio Carrillo Prieto, fiscal especial
10|Se trata de un informe muy completo, "extraordinariamente interesante y deprimente por los acontecimientos que relata, que estoy seguro será considerado por la fiscalía especial debido a la seriedad de la investigación".
Carlos Monsiváis, escritor y periodista
11|Tales datos son "asombrosos [porque] México siempre había negado ser uno de los países que cometía estos crímenes y, por otro lado, siempre criticó en los foros internacionales actividades similares desarrolladas por las dictaduras militares en Guatemala, Chile o Argentina".
National Security Archive
12|Ese texto "no es oficial, porque no está terminado", aunque representa "un gran adelanto y no se prevé que el reporte final sea totalmente contradictorio con el documento de trabajo, integrado por unos tres borradores".
Ignacio Carrillo Prieto, fiscal especial
13|Pese a la gravedad de lo que señala el documento, debe ser el Estado, el presidente Vicente Fox, quien lo asuma como suyo y lo muestre a la sociedad asumiendo su responsabilidad histórica...
La investigación revelada no varía mucho del documento que se le entregó al fiscal.
José Sotelo Marbán, coordinador del equipo de investigación que realizo el documento para la Fiscalía Especialpara delitos del pasado.
http://www.eme-equis.com.mx/005MXGUERRA.html